El gobierno en descomposición La iglesia en manos de Lutero

El gobierno de Andrés Manuel López Obrador se desintegra de manera progresiva y sus poco prudentes formas de proceder ya lo llevaron al borde del precipicio en la credibilidad de sus propios colaboradores, el prematuro estado de descomposición de la 4T va impactando progresivamente a la Secretaría del Bienestar. Trabajadores del gobierno federal que en el discurso oficial dicen llamarse Servidores de la Nación, se van volviendo menos tolerantes con las pretensiones del propio gobierno federal de dejarlos en el desamparo, en forma paralela a lo que ocurre como espejo en otras dependencias federales. Hay descontrol y también quién no paga lo que debe. 

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Abundan las dependencias públicas en las que el gasto es mísero o, en su caso, operan en condiciones desaseadas, en casas improvisadas o incluso con equipamiento que ya no sirve. Este gobierno federal es el de la precariedad, en el nombre de una pobreza franciscana que no existe, si se considera que ha gastado —mejor dicho— tirado el dinero a manos llenas, en vez de hacer operante un gobierno que a pesar de sus cuestionados presidentes anteriores, como mínimo era robusto y tenía funcionarios de verdad. Craso error del presidente de México nombrar grillos en cargos donde lo necesarios son técnicos o cuidadores del dinero cuyo proceder equivale a nombrar a un alcohólico como gerente de la cantina. 

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Aquella desafortunada afirmación del presidente de que en los cargos se necesitaba 95 por ciento de confianza y apenas cinco por ciento de eficiencia, no era broma. La inoperancia del gobierno federal ha mermado casi toda la actividad pública, incluso desde la función de cuidar el dinero de los mexicanos. Basta decir que de pronto el presidente elevó su expectativa de objetivos mientras se derrumbaba la capacidad de pago de lo más elemental. Los hospitales están vacíos de insumos, y eso sí, llenos de personal médico y de enfermería muy profesional que espera como mínimo que los insumos básicos estén en su lugar. Pero si el gobierno ya no es capaz de pagar ni los sueldos, la situación económica está grave y por eso materialmente busca usar el dinero de las Afores que no le pertenece.

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El escenario financiero del gobierno federal se ha descompuesto porque ahora ya no tienen ni con qué pagar a los Servidores de la Nación, dicen los que sospechan, por financiar la lealtad de vividores de la nación. 

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La petición de seguridad para los candidatos a cargos de elección popular aumentó, lo cierto es que si los aspirantes pertenecen a partidos de oposición, solicitar la vigilancia policial estatal es como poner la iglesia en manos de Lutero. Por lo menos los tres partidos que componen la Coalición Fuerza y Corazón, Morena y Movimiento Ciudadano, han encendido sus focos de alarma porque precisamente señalan a gente ligada al gobierno estatal emanado del Partido Verde, como la responsable de atropellar con campañas de hostigamiento e intimidación a candidatos y militantes. Es obvio que las estrategias de pasar por encima de aquellos que representan peligro, no habla de personas que gocen de probidad, ni lleven buenas intenciones para el ejercicio de gobierno.

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¡¡HASTA MAÑANA!!