El comparativo de la inversión realizada durante el cuarto año de gobierno de Juan Manuel Carreras López, con respecto a los anteriores, es interesante, porque podría reflejar una nueva realidad sobre lo que pasaría en los dos años finales de su sexenio.
Es cierto, este cuarto año ha sido el que ha sumado mayores recursos reportados por la administración carrerista, casi 46 mil millones de pesos, pero también lo es que la tendencia de que los recursos estatales y federales fueran los motores de los incrementos en el gasto se rompió en este lapso.
Por primera vez en la administración, ambos rubros no rompieron la marca del año anterior y, por el contrario, presentaron una disminución. Sí, quizá leve, pero baja al fin.
Estos datos resultan relevantes porque en 2020 se anticipa una disminución del presupuesto federal en varios rubros, que indudablemente repercutirá en la manera en que se gastarán.
El reto para el gobierno carrerista no es sólo revertir la caída de la inversión en estas dos fuentes, sino elevarlas para sostener el ritmo de las inversiones que requiere el estado.
La gestión ante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y el incremento de los recursos propios serán herramientas vitales para esa meta.
Sin embargo, lo primero depende de la voluntad presidencial, y lo segundo, quizá, un apretón en la política recaudatoria, algo que hasta ahora ha evitado el gobierno carrerista.
Es probable que la llave, sin embargo, esté en los salvavidas de la inversión del cuarto año carrererista: hacer crecer las aportaciones de los municipios, pero sobre todo, en el rubro de otros ingresos, que en su mayor parte, implican inversiones del sector privado.
U otra alternativa sería invertir menos, pero invertir mejor. Y en el rubro de la movilidad urbana, uno de los más graves problemas de la zona metropolitana, hay amplias ventanas de oportunidad.
Desde la academia se están dando ideas de cómo aligerar la carga vehicular de arterias como la Salvador Nava, la mayor parte del tiempo estrangulada por el tráfico.
Hacer más espacio al quitar el estacionamiento en las laterales de esa vía o una mejor organización del transporte urbano son conceptos que suenan bien y que bien valdría la pena probar.
La mejor parte es que no requieren una inversión desorbitada.
En tiempos en que la incertidumbre y la indefinición afecta la decisión del gobierno estatal sobre cuál sería la ruta de la tan prometida vía alterna a la Zona Industrial, no está de más que alguien con capacidad de decisión revisara estas alternativas.
Que en la alcaldía, estuvieron a un tris de deslindarse públicamente del jefe de la policía municipal en el caso de la recomendación de la CEDH en el caso de la funcionaria del Registro Civil vejada por agentes de esa corporación.
La estrategia era asegurar que ningún funcionario municipal, incluyendo al alcalde, tuvo responsabilidad en la decisión. Y que quien la tomó fue Oswaldo Jiménez Arcadia.
Quién sabe por qué, hubo un arrepentimiento de última hora.