La pandemia avanza a un ritmo cada vez más creciente e inexorable, pero ni para las autoridades ni para la ciudadanía, ese hecho parece causar gran alarma.
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No hay Nueva Normalidad en el estado, sino que persisten las costumbres, actividades y conductas anteriores al COVID, en un contexto que sí es nuevo y, por desgracia, peligroso.
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Eso refleja el escenario dibujado ayer por la Secretaría de Salud del gobierno federal para San Luis Potosí: contagios ascendentes, reducción de camas de terapia intensiva y una movilidad creciente de personas.
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No puede esperarse un resultado distinto al de la explosión de contagios y fallecimientos cuando está presente un caldo de cultivo perfecto para el virus.
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En el mundo, los países que se suponen que han tenido avances en contra de la pandemia, están dando marcha atrás a medidas de desconfinamiento ya establecidas, ante la presencia de rebrotes que hacen temer de nuevo una escalada de contagios.
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Aquí, ya se habla de que el estado está al borde del regreso al semáforo rojo debido al crecimiento de los contagios y a que la ciudadanía no ha parado de salir a las calles.
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Será necesaria mayor determinación para decretar la vuelta de mayores restricciones a fin de cortar las líneas de contagio.
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De nueva cuenta, la ecuación economía-salud está en el centro de las decisiones. Ya se apostó por la economía y se está viendo que la salud empieza a resentir las consecuencias de esa decisión.
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Hay lecciones que no se aprenden y eso puede ocurrir en la Secretaría de Salud y sus adjudicaciones directas, al amparo de un decreto de la titular de la dependencia, Mónica Rangel, para obviar los trámites de licitación en la compra de insumos para atender la pandemia de COVID-19 y otorgarlos por la vía de la adjudicación directa
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Fresco aún el reporte de Ciudadanos Observando sobre la dudosa procedencia de los proveedores de la dependencia sanitaria, la historia apunta
a repetirse.
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Una somera revisión de la lista de compañías y particulares que proporcionaron bienes y servicios a la Secretaría de Salud arroja compañías creadas apenas en 2019 y 2020, lo que a parte de las suspicacias naturales sobre la oportuna coincidencia que provoca, también refleja la probable ausencia de experiencia en
el negocio.
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También se ubican socios cuyos nombres ya han aparecido en otras listas de proveedores bajo sospecha.
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En suma, más de las mismas anomalías que se le señalan y se le han señalado a la dependencia.
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¡HASTA MAÑANA!