En apariencia, el que el estado se beneficie de un superávit de participaciones federales en 2019 es una noticia positiva.
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Desde luego, que son números excelentes los que ha revelado la SHCP, en el sentido de que hasta noviembre, el estado había recibido poco más de dos mil 500 millones de pesos en participaciones federales.
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Sobre todo, de cara a la reducción que se anticipa para este año.
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Sin embargo, no está de más recordar que en 2018, la Auditoría Superior de la Federación realizó una observación de poco más de tres mil millones de pesos debido a que el gobierno potosino no aclaró su destino.
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En la auditoría de cumplimiento realizada por la ASF, el órgano fiscalizador indicó que el grueso de esos recursos eran, precisamente, recursos extraordinarios recibidos por el gobierno del estado.
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Es decir, precisamente el mismo origen del superávit que, hasta noviembre del año pasado, se venía gestando para la entidad.
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La respuesta estatal fue la de cajón: no era una irregularidad, sino una dificultad administrativa de fácil resolución.
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Es de esperarse que la administración estatal haya aprendido la lección y que el año pasado, haya cumplido todas las formalidades.
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En caso contrario, el estado se encontraría, de nuevo, ante un arma de dos filos.
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Parece que en el caso de los nuevos brazos del distribuidor vial Juárez, regresó la vieja tradición de declarar inauguradas obras sin que estén terminadas del todo.
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Se vio que en este caso, la administración estatal resintió las críticas por el retraso de seis meses en la conclusión de la obra, y le urgía entregarla.
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Quizá de ahí la sorpresiva noticia de que la obra se inauguraría el viernes y no el lunes seis de enero, como se llegó a manejar.
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Al gobierno de Juan Manuel Carreras López le pareció demasiada la espera de tres días y optó por adelantar los tiempos.
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Desde luego que los toques finales que se le están dando a los brazos viales no afectan la integridad de la obra, pero no generan una buena imagen, pues da la impresión de que se trata de una obra inconclusa.
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Por lo demás, la ciudadanía ha recibido con cautela la noticia de entrada en funciones de los brazos viales. Pese a la insistencia en señalar que el límite de 40 kilómetros por hora para circular por ahí es estrictamente necesario, a un buen número de conductores les parecerá demasiado lento, considerando el tiempo y el dinero invertido en ella.
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El tiempo, desde luego, es el que definirá si la obra será o no útil, pero de inicio, el escepticismo es la sensación con que se recibe a la obra.
¡HASTA MAÑANA!