RIOVERDE.- Hoy se conmemora 159 aniversario de la Guerra de Reforma, entre liberales y conservadores, encabezados por Escobedo y Mejía, el ataque a la plaza comenzó con un estado de fuerza de 1,200 hombres, un cañón y un obús y 45 personas perdieron la vida.
Lucas Hernández Salinas, director del Archivo Histórico Municipal, agregó que la historia de México registra una batalla en esta ciudad: al amanecer de 7 de enero de 1861 se aglutinaron las fuerzas liberales al mando del entonces coronel republicano Mariano Antonio Guadalupe Escobedo de la Peña, más tarde gobernador de San Luis Potosí, así como el jefe político del Partido Rioverde el teniente coronel Luis F. Tenorio, quienes al tener conocimiento de que el general conservador José Tomás Trinidad de la Luz Mejía Camacho, indígena otomí originario de Pinal de Amoles, Querétaro, se aproximaba con su ejército; procedieron a atrincherarse junto con su tropa integrada por 300 hombres en los altos de la parroquia y en el atrio en donde aún se encontraba el primitivo cementerio.
El funcionario municipal externó que el ataque a la plaza comenzó en la mañana con una fuerza de 1,200 hombres, un cañón y un obús. Desde el primer acontecimiento, al romperse el fuego, Mejía logró emplazar sus piezas de artillería apuntando hacia la parroquia en las calles actuales Reyes y Escandón.
Hernández Salinas relató que 5 horas duró la acción, hasta que faltó parque a Mariano Escobedo, se rindió a discreción; en el momento que el jefe republicano le entrega la espada al general Tomás Mejía se describe la escena: el primero bajaba de las escaleras de la iglesia y el segundo se dirigió a él, ascendiendo las primeras gradas montado en su caballo.
El general Mariano Escobedo fue encarcelado en casa de Luis Jerónimo Tenorio Medrano (quien después se cambió el nombre por Luis Felipe y lo abreviaba como Luis F. Tenorio), junto con ocho personas, entre ellas su dueño quien vivía en la esquina de plaza Constitución con calle Dr. Javier Gallardo Moreno, el libro de entierros de la parroquia registra 45 muertos como saldo del desigual combate, agregó.
Hizo hincapié que el general Tomás Mejía abandonó la población a los ocho días, con sus prisioneros, dirigiéndose a Arroyo Seco, Querétaro y en Jalpan, facilitó la huida envueltos en petates de palma, cargados en burros, para dejarlos finalmente libres.