El tiempo pasa y se escurre como agua entre nuestros dedos. En un abrir y cerrar de ojos hemos llegado al primer cuarto de siglo. Cuesta ver que los años pasan y no se detienen por nada ni por nadie. Cuesta trabajo explicar a las nuevas generaciones que alguna vez se hicieron grandes discos. Cuesta mucho hacerlos ver que hace décadas la música funcionaba de manera muy distinta y que el artista tenía el tiempo y el espacio necesarios para crear álbumes con mucha sustancia y profundidad.
Es responsabilidad nuestra, así como lo fue de nuestros abuelos y padres en su momento, hacer todo lo posible para que las grandes obras del pasado se transmitan de generación en generación. Sin dejar de lado la apertura a escuchar nuevas propuestas, es importante entender la relevancia de la música que se compuso en décadas anteriores.
Mi estimado lector, en esta ocasión me gustaría que viajemos juntos en la máquina del tiempo de nuestra memoria colectiva como raza humana creativa. Hagamos un viaje al año 1975, medio siglo atrás, a esos años turbulentos para la industria musical. 1975 fue una etapa llena de altibajos en la cultura pop a nivel mundial. El rock and roll estaba muerto, Elvis estaba en plena decadencia artística y personal, las semillas de inconformidad y rebeldía comenzaba a germinar para darle forma el movimiento del punk y toda una generación de músicos había sucumbido ante los excesos creando el mítico club de los 27.
En este contexto fue que llegó uno de los años más prolíficos en la historia de la música moderna. Hoy, a la distancia, podemos mirar hacia atrás y apreciar algunos de los grandes álbumes de ese año. Bandas como Led Zeppelin comenzaban a tomar una madurez que se reflejaba en sus composiciones. 1975 vio nacer su sexto material discográfico: "Physical Graffiti", con este álbum los ingleses dieron banderazo para la segunda mitad de su carrera, que tomó un rumbo mucho más sólido.
Otros clásicos como "A Night At The Opera" de Queen le regalaron al mundo piezas como "Bohemian Rhapsody" y "You're My Best Friend". En Estados Unidos Kiss abanderaba a una nueva generación de bandas de hard rock y lanzaba el disco que sentó los precedentes para un boom de lanzamientos en directo. "Alive!" consolidó a Kiss como el espectáculo musical más caliente sobre la tierra y abrió el camino para que otras bandas decidieran tomar el riesgo de grabar álbumes en vivo fuera de la comodidad y seguridad del los estudios de grabación.
Pink Floyd se enfrentaba a la titánica labor de superar el éxito logrado con "The Dark Side Of The Moon", lo cual parecía imposible. Contra todo pronóstico Waters, Gilmour y compañía nos regalaron una pincelada que al día de hoy sigue sonando fresca: "Wish You Were Here".
Otros artistas como Patti Smith y Bee Gees lanzaron "Horses" y "Main Course" respectivamente. Discos que funcionaron como preámbulo al éxito masivo que alcanzarían durante la segunda mitad de la década de los 70´s. Mientras que Fleetwood Mac hacía lo propio con su álbum homónimo, que los melómanos bautizaron simplemente como "El Disco Blanco".
Así celebramos el medio siglo de vida de grandes obras musicales que, al paso del tiempo, se mantienen vigentes y siguen siendo inspiración para muchos músicos. Celebremos a los artistas, a la música y a las ideas que, convertidas en acordes y ritmos, se han plasmado en la memoria colectiva multi generacional y siguen sacudiendo a los amantes de la música alrededor del planeta.