Todavía el fin de semana pasado, estuvo sobre la mesa del presidente nacional del PAN, Marko Cortés, una pálida propuesta de reconsiderar la cesión al PRI de la candidatura para la alcaldía en la coalición Sí por San Luis. No prosperó, pero la decisión de mantener el acuerdo original se tomó sin dejar de lado la posibilidad de un escenario complicado para los planes coalicionistas con Nava como adversario. La distancia precave del apasionamiento que en política conduce al escotoma.
Esa misma propuesta, afirman panistas, estuvo antes sobre la mesa del gobernador Carreras, el jefe real del deshilachado pero todavía gobernante PRI potosino. Se la puso el propio Marko, no obstante que el candidato a gobernador, Octavio Pedroza, se opuso de tajo a la idea. Carreras contestó que entonces al tricolor qué le tocaba. Vino enseguida la contrapropuesta: la candidatura a la alcaldía para Nava por el PAN, a cambio de las diputaciones federales de los distritos V, VI y VII. No hubo acuerdo. La versión es que no fue un diálogo fácil ni terso entre el michoacano y el gobernador. Sería porque unas horas después recibía Carreras al presidente y no andaba de humor, pero a la idea de la coalición casi la oyeron crujir como campechana.
No es que el alcalde con licencia tenga escriturado el triunfo en la próxima cita con las urnas, ni es el candidatazo que las traiga todas. Es el frío cálculo de una elección que no se espera con grandes márgenes entre tres fuerzas en competencia, para gubernatura, alcaldía capitalina y espacios legislativos. Quien gane la gubernatura, suponen, lo hará por unos puntos porcentuales de diferencia.
De haber perdido Octavio, estaba claro que se le daba una diputación, algún cargo y adelante con la historia. La estructura que lo llevó al triunfo en el PAN no es suya. Tampoco es un perfil político de mucha conexión con la gente; fue alcalde hace tres lustros y lo más recordado de ese paso son los públicos plegones que le diera el gobernador Marcelo de los Santos.
La carta de presentación de Nava es presente: la recuperación de una alcaldía que no solo el PAN había perdido de manera estrepitosa, muchos ciudadanos, los que votaron por él en esa elección, sentían perdida su ciudad.
Nava habrá cometido errores, seguramente, pero el contraste con la opacidad y estilos pedregosos de su antecesor inmediato lo favorece. Más cuando esa fuerza política, el gallardismo, no sólo no se fue, ahí está, más estructurada, más extendida por el estado y tocando a revancha.
Para coronar las dudas de propios panistas y de empresarios que se sumaron en el interés de integrar un bloque contra morenismo y gallardismo, las semanas siguientes a ser declarado ganador, el candidato se centró en la tarea de apoyar la candidatura de su amigo Enrique Galindo Ceballos del PRI para la coalición. Se confió al hecho de un Xavier Nava, su adversario, que no daba señales de vida tras la derrota.
Puede decir sin mentir Octavio que cumplió su deber de extender una mano al derrotado y enrabietado Nava. Un gesto educado, políticamente correcto pero vacío de contenido: y después de la foto estrechando las manos, ¿qué sigue? El senador Marco Gama ya ha hecho pública la respuesta con su propia experiencia, reclamando porque después de reconocer su derrota desde el tercer lugar, y divulgar su intención de “sumar” al proyecto ganador, no le conceden la diputación plurinominal para su hermana Laura ni las treinta y tantas posiciones en alcaldías que pide para acomodar con sueldo a su estructura.
Fueron cuatro semanas vacías desde el 10 de enero para el flamante candidato a la gubernatura. Su contrincante del Verde Ecologista, Ricardo Gallardo, no ha parado en ese mismo lapso: fue por los caídos que consideró redituables, trabó alianzas, cerró espacios...
En el PAN, durante un mes, el foco se dirigió a Nava a ver si reaparecía, anunciaba una ruta alternativa o se retiraba a tallar cucharas de madera como terapia. Otro reflector se posó sobre los tironeos en el PAN por las nominaciones para candidaturas a alcaldes y diputados.
Nava recibió dos ofertas de la dirigencia nacional: el V federal o la alcaldía. Pero finalmente no avanzaron. Al mismo tiempo tejió en otros terrenos donde no es tan ajeno por la relación de su familia con Andrés Manuel López Obrador: Morena. El entusiasmo por la candidatura de Octavio, si lo hubo, no logró ir más allá en ese tiempo de sus sobremesas de amigos y contertulios.
En algún momento de esos días extraños, el equipo octavista se esforzó en anunciar en redes “la confirmación de la Coalición Sí por San Luis” con los candidatos Octavio Pedroza y Enrique Galindo, pero una foto del reaparecido Nava con el empresario Luis Mahbub, en una mesa de la marisquería “La Culpa”, circulaba esa misma tarde sabatina con más interés, críticas, humoradas ácidas y algunas porras incluidos. Si la foto de los dos que no fueron hace más ruido que el anuncio de los dos que sí serán, algo anda cacarizo para los dos últimos. “Excusatio non petita…”, fue el efecto de hacerle promoción a una “confirmación de la Coalición” que nadie había dicho que estuviera en duda.
En la sede central de Morena, revisaron los requisitos de registro para reelección, si Nava es candidato o no de los partidos que lo postularon hace tres años. Ordenaron y revisaron encuestas. Una jurisprudencia les dio luz verde.
Militante de Morena, Nava no lo es. Tampoco lo fue del PRD ni del PAN, a pesar de que el dirigente nacional Marko Cortés le insistió en público que se afiliara. Del PRD se retiró cuando éste insistió en cumplir su compromiso de apoyar la reelección de Ricardo Gallardo Juárez. Y del PAN se va porque el panismo ha decidido llevar otra propuesta. Decir que no fue “leal” o que es “traidor” porque abandonó esas dos marcas en las que no militó, es un juicio intencionadamente distante de los hechos: nadie es desleal por retirarse de donde lo rechazan con su proyecto.
Está la parte ideológica que se supone define a los partidos. Se supone, es decir, en México poco se cumple. Todos los partidos se declaran “de centro”, centroizquierda o centroderecha. Si Sonia Mendoza se fue del PAN al Verde, bien hecho si ya le resultaba inaceptable seguir ahí. Como militante y candidata del PAN compitió contra el partido a donde ahora se va, y contra otros, es cierto, pero todo en el marco del normal juego político. La negociación se fraguó a nivel de mandos centrales del Verde.
La partida de Leonel Serrato de Morena con la franquicia de los Gallardo como candidato a alcalde sí resulta en cambio desconcertante, por el marcado y constante discurso de descalificación y atribuciones delictivas a padre e hijo que el notario les prodigó. Con su giro incomprensible, de enojo descarrilado con las decisiones de la dirigencia nacional de Morena, queda la extendida percepción de que no se hizo ningún favor el Leonel de oratoria infalible para dar titulares.
De sus procesos internos, los partidos protagonistas, Morena y PAN, van en camino con muchas pérdidas; tendrán otras más conforme avancen en el reparto de candidaturas. El Verde, como el pac-man, engullendo lo que se atraviesa. Del PRI, dan ganas de enviar una sonda para comprobar si queda vida.
Esperan a los potosinos unas campañas sin contacto con los electores, con candidatos dependientes de sus encuestas y más reproches que propuestas. Unas campañas de bloques pretendidamente homogéneos y que prometen no darse ni agua.
De seguir como van las cosas hasta las urnas, los dirigentes políticos potosinos harían bien en agendarse un difícil y laborioso acuerdo base, por si el resultado electoral arroja, como parece que sucederá, una aritmética parlamentaria complicada para el gobierno de la legislatura. Y para el jefe o jefa del Ejecutivo que quizá tenga que lidiar sin mayoría en el Congreso.
Si va por Morena en esta elección pandémica, incierta y fuera de parámetros conocidos, le toca a Nava demostrar que es todo lo competitivo que argumentó y prometió ser cuando pretendía la candidatura a gobernador del PAN. Ya montado en el vehículo que privilegia nuestro régimen para poder participar en elecciones, un partido político que lo postule, lo que sigue es convencer y sumar, no perder el tiempo en baladronadas, enfocarse.
Si gana o no, que lo decidan los electores.
LA TIRA DE LAS NETAS
UNA TRISTE PROYECCIÓN
Arturo Herrera, secretario de Hacienda, responde a la pregunta de Carlos Loret de Mola sobre las estimaciones de nuevos pobres que dejará la pandemia en México, 10 millones según el Coneval. Latinus (11/II).
LA DEUDA NO ES LO QUE ERA
Paul Krugman, premio Nobel de Economía, sobre el nuevo paradigma de no considerar la deuda pública como “un gran problema” y aprender que “lo verdaderamente responsable es que el Estado se endeude para los fines adecuados”, en su artículo “Dejemos de preocuparnos por la deuda”, citado en la Unión en Europea ahora que se ha recurrido a la deuda para evitar una recesión por la pandemia. NYT
LA “TASA SINGLE”
Simone Colombelli, efe de Hipotecas del Comparador Bancario en España, sobre las desventajas de la soltería a la hora de contratar un producto financiero. Los bancos elevan el nivel de riesgo si contrata el crédito hipotecario y el costo financiero es mayor. Mis Finanzas, EP (12/I).