No hay tres sin dos. Después de un pasmo de casi dos años, la clase política potosina deja ver brotes verdes en el erial que le dejaron no sólo las derrotas electorales de 2021 en gubernatura, alcaldías y legislativo local, sino también la inmediata política de avasallamiento de organismos autónomos y alcaldías que puso el partido del gobernador. No es gratuito que el Índice de Estado de Derecho en México 2022-2023, de la agrupación World Justice Project, registre con otras 19 entidades “una contracción del espacio cívico” en San Luis Potosí, lo que se traduce en deterioro de los contrapesos
El marcador implica la efectividad de la sociedad civil, los partidos políticos y la presa para actuar como un contrapeso al poder público. El gobernador expresó su desacuerdo con una frase más cercana al oxímoron involuntario que a la negación absoluta: “Es sólo una fotografía del momento, no es una realidad” (¿?).
Los opositores, todos, se plegaron en una suerte de glaciación forzada. Hicieron en el Congreso del Estado lo que les pidieron que hicieran, incluidas barbaridades extralegales que ya generaron amparos. Los hubo también que en asuntos partidistas buscaron de manera poco digna la acreditación, parecer o “palomeo” del gobierno gallardista. ¿De veras abona al contrapeso que el gobernador, por vía de su secretario general, otorgue su “visto bueno” a quien dirija a un partido diferente al suyo?
Tiempos electorales a la vista y si la oposición en San Luis sigue esperando calladita en un rincón oscuro a que las urnas le regalen la supervivencia para efectos de prerrogativas y pluris, se arriesga a que le escriban la esquela.
¿HAY VIDA EN EL PRI?
El primero en alinearse cautamente con el gobierno de Ricardo Gallardo Cardona fue el partido que entregó la estafeta de la gubernatura, el PRI. Es obvio: se entregan el despacho, las facultades y las responsabilidades, también los cajones con cuentas e historiales administrativos de algunas luces y muchas sombras.
La escasa bancada tricolor en el Congreso, y los regidores en el ayuntamiento capitalino, no han hecho sino regocijarse de haber sobrevivido en un cargo con paga por tres años… y punto. Ni una sola línea de defensa ante el vapuleo declarativo de Gallardo contra la administración en la que participaron como funcionarios, tampoco un atisbo solidario con el exgobernador que les dio empleo o la posibilidad de una candidatura. Han dado los priistas un espectáculo lamentable en el esfuerzo limitado de salvar su propio pellejo por miedo a un plegón mediático del mandatario o, peor aún, una acusación formal.
La dirigencia tricolor se gelatinizó en una cauta comodidad. Un grupo de priistas que exigió la salida de la dirigencia consiguió al cabo de unas semanas que los mandos nacionales le dieran la razón. Con más pena que gloria, sin ninguna consideración, Elías Pesina fue conminado a abandonar su oficina en el partido. Aminoró el esfuerzo que la secretaria general, Yolanda Cepeda, estuviera de licencia por un tema médico. Sin elegancia, hicieron a un lado a la secretaria de organización, Martha Orta Rodríguez, para que ocupara el lugar la exdiputada federal Sara Rocha Medina y el juego de las prelaciones calculadas estaba hecho: sin el uno y el dos de la dirigencia estatal, llega Rocha.
Se supone que hasta ahí la historia: dirigencia hasta febrero de 2024, expandible hasta los procesos electorales porque la ley impide cambios durante esos tiempos. Darle trato de pieza de puzzle a los militantes deja una tarea complicada para conseguir acuerdos. Primero un desplazamiento con el batir de dos dedos… y luego los “consensos” a peso de hierro caliente (por algo los priistas llaman “planchar” a esos procesos de conseguir acuerdos forzados).
El argumento desde el CEN es que se trata de un arribo a la dirigencia estatal que sólo requiere ratificación; les replicaron que los estatutos dicen otra cosa. El quinto párrafo del artículo 179 ordena que ante la ausencia definitiva y simultánea de Presidente y Secretario (a) del partido, hay en efecto una prelación y asciende el titular de Organización, pero no en forma definitiva: está obligado a convocar al Consejo Político en un plazo de 60 días para elegir Presidente y Secretario.
Nuevo intento en una mesa del Cielo Tinto, con la nueva encargada estatal del partido, su antecesor, los diputados priistas y el alcalde capitalino como liderazgo priista de mayor nivel. El diputado Edmundo Torrescano Medina dio la réplica con una arista generacional que es reclamo desde hace mucho tiempo en el PRI. Y el tema legal: la dirigencia tiene que pasar por elección del Consejo Político, sí o sí.
Cumplir con el proceso estatutario llevará a reactivar un listado de cuatrocientas personas que hace tiempo no se les ve en proyecto tricolor alguno. Data de 2019, probablemente hay nombres que ya se mueven bajo otros registros y colores. Están los exgobernadores, también los representantes de grupos políticos que algo significaban antes de imaginar siquiera lo que vendría en el 21.
La exposición de una legítima aspiración generacional, con las reglas del partido como están, obliga a Torrescano Medina a darle forma de participación. El CEN de “Alito” montado en sus trece puede decir que le toca a una mujer, así que no necesariamente encabezaría el diputado la postulación para buscar la dirigencia estatal. “Primero somos revolucionarios”, se volvió lema de campaña, pues antes que “institucionales”, se entiende con esa idea de “institucionalidad” más cercana al alineamiento “por disciplina” que muchas veces se han tragado los priistas.
El CEN de don “Alito” que revisa la convocatoria puede responder también que no arriesga un ápice su propuesta original por prelación, que es Sara y no hay vueltas. En ese contexto, si se da, será interesante ver la respuesta, nombre por nombre, de ese Consejo Político: si defiende su derecho a elegir que le da la norma del partido o confirma su condición de insepulto a la espera de certificado oficial de defunción.
HASTA EL SOCIO TIENE MIEDO…
El partido del presidente López Obrador celebró como una genialidad haber abandonado a su propia candidata a la gubernatura, Mónica Rangel, para obtener diputaciones federales y locales en alianza con el Verde de Ricardo Gallardo. La alianza se mantiene porque el partido no ha podido capitalizar políticamente en la entidad el despliegue de programas federales clientelares; nada solos, nada sin el gobernador Gallardo.
Curioso que en la hora de la promoción de las “corcholatas” para la candidatura presidencial por Morena, las representaciones locales morenistas pidan que “se haga algo” para pararle los pies a la hegemonía de la estructura que el partido Verde ha alcanzado, además del “alineamiento” de alcaldes. Que por favor a ver si hacen algo porque dicen tener razones para no incursionar en territorios electorales “del gobernador”.
Los promotores de una y otra se han llevado la impresión de que las dirigencias y delegaciones morenistas tratan de disculparse o justificarse porque el avance del partido no va al ritmo de otras entidades, lo que se notará ya en las precampañas presidenciales. Como en las consultas “ciudadanas”, Morena dependerá al gobernador verde.
NARANJA CAPITALINO
Para la semana próxima, Movimiento Ciudadano formalizará dirigencias municipales en localidades de mayor población, entre ellas la capital. El comité municipal naranja es especialmente interesante porque el partido ve potencial de correspondencia con clase media urbana desencantada de los colores que han gobernado y representado a San Luis Potosí en congresos federal y local.
El PAN que sigue en la espiral descendiente de venganzas y campañas de demolición entre dirigentes y militantes destacados, desprestigiado al parecer sin remedio entre sectores de la ciudad que tradicionalmente lo apoyaron. Y sus mandos nacionales tampoco generan ya ningún respeto, entusiasmo menos.
Con esa tarea, quien esté al frente tiene poco espacio para distracciones en proyectos de tipo personalista, así que se supone estará enfocado a cimentar y expandir la presencia del partido, así como a apoyar candidatos competitivos en la capital. El proyecto recaerá en Sebastián Pérez García, ex secretario del ayuntamiento capitalino, respaldado con un acuerdo entre dirigencias nacional y estatal.
LA TIRA DE LAS NETAS
CATAS FRAUDULENTAS
“Por ejemplo, ¿qué es eso del gusto mineral? ¡Nadie puede saber a qué sabe una piedra…! O lo de las flores blancas en nariz… ¿Qué flor blanca? ¿Cuál? Es absurdo”.
Eric Boschman, sumiller belga que disfrazó una botella de menos de tres euros en el supermercado y la inscribió en los premios Gilbert y Gaillard, en Francia, sólo para confirmar que el jurado de “expertos” la eligió y premió como la mejor. Se opone a la simulación en la calidad de los vinos. LOC (04/VI).
RETO Y EXPANSIÓN
“La educación desafía, hace que pienses en cosas que te hacen sentir incómodo. Si lo que quieres es sentirte como en tu habitación en la casa de tus padres, no vengas a la universidad”.
Larry Summers, presidente emérito de Harvard y exsecretario del Tesoro de Estados Unidos, expresa en charla su preocupación por la tendencia a la comodidad y el conformismo en muchas universidades, tanto en estudiantes sin retos que les motiven como en los catedráticos apegados a la tradición del prestigio basado en la mayor exclusión posible. V Encuentro de Rectores Internacionales Universia (10/V).