Apenas descendió unos puntos la popularidad del presidente y la 4T agarró como bandera la narrativa de una supuesta amenaza golpista.
Pocas figuras políticas en el mundo han salido bien libradas de la gestión de la pandemia. Y lo que falta del escenario económico postcoronial va a ser más complicado. Apenas levantados los confinamientos, las fuerzas políticas salen a apalear a los gobernantes por la cantidad de muertos, por los contagios, por las crisis en casi todos los sistemas de salud y porque el encierro trajo como consecuencia quiebras, desempleos y más miseria.
Cómo le vaya al presidente mexicano en el paso por este trance, falta por saberse, pero desde ya sus colaboradores, subordinados y prosélitos agitan el espantajo del golpe de estado. Más si grupos de la sociedad civil se organizan y replican en distintas ciudades caravanas en auto para exigir que López Obrador se vaya.
Las marchas caceroleras contra el presidente ni siquiera se vieron multitudinarias, pero no hay la certeza de que no sean el germen de algo mayor. Al tiempo, estas cosas crecen. La respuesta a este movimiento ha sido una dosis mayor de los mismos ingredientes que han abonado este repudio: virulencia en las redes, animosidad y más despectivos. Y luego se quejan de la polarización de la sociedad, de las faltas de respeto a la figura presidencial en el lenguaje de los críticos y de posturas más radicales.
El senador Ricardo Monreal hizo pública su postura respecto de estas caravanas con la expresión a los inconformes de “buenos deseos para el 21”. Tiene razón, ahí está la clave: las elecciones para diputados federales son la mejor apuesta, ponerle un contrapeso real a un presidente sobradito, bocón y autoritario.
La apuesta democrática es la mejor, sin duda, pero en México enfrenta dos grandes problemas. El primero: a la mayoría de los mexicanos les importan muy poco las elecciones de diputados federales, no les ponen ni atención a los perfiles de los candidatos, votan en cascada y no saben ni a quién ponen en las curules de San Lázaro y el Senado. Así fue como llegaron cinco de los seis diputados de la bancada potosina de Morena en la cámara federal, cinco plurinominales desconocidos, de nula capacidad de gestión y aún más nulo beneficio para la entidad. Fuera de José Ricardo Del Sol Estrada, legislador por el distrito IV, los demás llegaron gracias a la tolvanera del enojo que capitalizó en las urnas López Obrador.
No es que todos los demás diputados federales sean unas monadas, es que por lo menos les costó una trayectoria y, en el caso de los de mayoría, tuvieron que ir a buscar al votante. No son un hato sin criterio que mira al jefe real del partido con el arrobo de las vacas al tren.
El segundo gran problema son los partidos de oposición o lo que queda de ellos. Nada destacado han podido hacer los dirigentes nacionales contra un presidente convertido en una máquina sectaria de destrucción del discrepante. Dan penilla, en serio.
La batalla crítica contra la administración de López Obrador la han dado los medios a los que el mandatario descalifica porque la intolerancia la trae de serie. El sector empresarial que ve en sus ditirambos económicos la ruta a los desastres que otros presidentes causaron en los años setenta y ochenta del siglo pasado. Los inversionistas extranjeros a quienes les cambian las reglas un día sí y al otro también. Los profesionistas, los universitarios, las feministas, los médicos, los académicos que antes lo apoyaron y ahora los moteja como “Los Científicos”, y una lista de sectores de la sociedad civil que el propio presidente ha ido alargando con energía y esmero dignos de mejores causas.
El dirigente del PRI parece que no ha salido de debajo de la cama. Pasará el sexenio agazapado ahí, junto a la bacinica, con muchas y muy sobradas razones para temer un arranque punitivo contra figuras del tricolor.
La dirigencia panista ha dejado escapar la percepción de oposición más viable. Una derecha ciudadana es la que ayer salió en sus coches a pedir que López se vaya. No es improbable que una derecha más radical, incubada por la falta de vías para gestionar políticamente el descontento, rebase al propio PAN y lo reduzca a la triste condición de oposicioncita de felpa. Hoy los panistas son una esperanza que se mantiene viva para frustrarse en el 21. Hay una ausencia de autoridad y de sitio. Tampoco ayuda que el dirigente nacional es poco carismático y tiene el rango emotivo de una endivia.
El PRD está agónico. Y el resto de los partidos, ya son aliados aritméticos e incondicionales del presidente, empezando por esa institución de alterne que es el Verde Ecologista, exitosa en el arte de facturar por un filete una ternera completa.
Las versiones de golpismo son un espantajo. A un golpe de urnas sí le teme de 4T, pero la verdad es que no se ve que los partidos aspirantes a contrapeso lo estén construyendo. La sociedad va más rápido que ellos y exige respuestas más inmediatas.
Y la descomposición se hará más insufrible con un presidente que cree inmarcesible su triunfo electoral sin fisuras en 2018 y, confiado a ese origen democrático, despotrica hasta con un polvorón en la boca contra cualquier disenso y la incompetencia aflora, desvía la atención hacia enemigos espectrales como “los conservadores”, los “fifís”, la “ciencia neoliberal” y otras tantas polémicas artificiosas de su creación. Los populistas siempre disfrazan sus incompetencias con el ruido de guerras culturales.
Su retórica pendenciera lo irá alejando cada vez más de la posibilidad de acuerdos por la unidad. Su hervidero de matones virtuales, como los que atacaron a Carmen Aristegui desde Notimex, se encargan de polarizar más, de acusar y de destruir. Y cada noticia de su gobierno será un ataque a la salud mental de los mexicanos.
Si los partidos no son capaces de articular un proyecto de contrapeso al exceso presidencial, una aritmética en San Lázaro que lo obligue a portarse como jefe de Estado y no como matón, habrá que apostar entonces a que algún día sea su propia lengua presidencial la que acabe siendo la pala con la que cave su tumba política.
Tardado, pero sucederá.
ROLLOS SUELTOS
DEMANDA CONTRA OBRA. Tres señores, en calidad de integrantes de la mesa directiva del Comisariado Ejidal del Ejido Rancho Viejo “La Libertad”, promovieron un juicio de amparo en abril en contra del Ayuntamiento de San Luis, Gobierno del Estado, la Junta Estatal de Caminos, la Dirección de Obras del Ayuntamiento capitalino y la Secretaría de Comunicaciones y Transportes estatal, nada menos que por las obras del puente en una superficie entre Periférico y Avenida Industrias. Los réclames alegan que la obra invade tierras ejidales.
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¿SUSPENDIDA? El Juzgado Octavo de Distrito les concedió una suspensión temporal del acto reclamado, es decir, las obras, en tanto se metía a fondo. Pero el Ayuntamiento al menos decidió proceder por la misma vía del amparo y las obras no pararon. Los réclames entonces recurrieron a la juez a promover sanciones porque la suspensión no se ejecutó. Visto así, el Ayuntamiento se encamina a un desacato, una conducta que puede costar una multa, una amonestación, el cese y la inhabilitación, según lo considere Un juez.
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“NO TIENEN RAZÓN”. La Alcaldía capitalina en su defensa alega que la liberación de los predios la hizo Gobierno del Estado. No sabemos por dónde vaya la defensa de Gobierno, que se espera sea lo más adecuada, por parte de todos los señalados en la demanda, porque un error y el gran puente acabará como el de la Fenapo en Periférico, inconcluso para una eternidad por cuestiones de propiedad de las tierras.
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MUCHO DINERO. La obra fue licitada en marzo, asignada a la empresa Wasserfall Bautragerin, administrada por Leopoldo Stevens Pérez, hijo del titular de Seduvop del Gobierno del Estado, Leopoldo Stevens Amaro. La construcción inició el 1 de abril y la alcaldía capitalina presume el ritmo que lleva. En realidad es un proyecto de puentes de cruce con un brazo de descenso. El contrato es por 198 millones de pesos más IVA, que da un total cercano a los 230 millones de pesos.
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BAILE DE LAS SILLAS. Veinte aspirantes a comisionado de la CEGAIP registró el Congreso, para suceder a Alejandro Lafuente, un priista de paso gris por la institución. Entre pandemia y puesto el foco de la atención en otros temas, a ver qué sacan del sombrero los diputados.
LA TIRA DE LAS NETAS
Y PARA ALLÁ NOS LLEVAN…
Esta cámara debe oponerse al discurso extremista. De lo contrario, nuestra sociedad no volverá a ser la sociedad libre que es”.
Angela Merkel, canciller alemana, en su discurso al parlamento sobre el riesgo de azuzar opuestos. Huffington Post, España (29/V).
LA “HISTORIA OFICIAL” DE LA 4T
Servirse con ligereza de la historia, manipularla con fines políticos, es hacer uso ilegítimo de ella”.
Alicia Salmerón, Fausta Gantús y Matilde Souto, historiadoras y catedráticas del Instituto Mora, en respuesta por escrito a la comparación que hizo el presidente López Obrador de los académicos que reprochan recortes a ciencia e investigación, con el grupo político porfirista llamado “Los Científicos”. Reforma (30/V).