El Partido Verde de Ricardo Gallardo va por todo en las urnas del año próximo. PRI, PAN y hasta su socio Morena no han podido hasta ahora perfilarse otro papel que el de rémoras.
Del festival corcholatero donde participa un candidato de su partido, el chiapaneco Manuel Velasco, esperará hasta el final para pactar con el o la que gane. Si no le gusta, pasará página rápido y negociará lo que se ofrezca negociar, puede darse ese lujo. Bardas del Verde para Claudia, camiones cisterna y acarreo de profes para el mitin de Adán Augusto, lealtades declaradas para Manuel Velasco.
En la incertidumbre de la sucesión presidencial todo vale. Una cosa tiene clara: el candidato de su partido es un bonito tibor chino en la contienda, una participación testimonial para decorar un poco la alianza con el presidente López Obrador para lo que venga, en lo federal.
Gracias a la alianza del 21 con el Verde, y en particular en San Luis con Gallardo, la bancada potosina pro AMLO es nutrida: 4 por Morena y 6 por el Verde, incluido el morenista Kevin Aguilar, registrado candidato por el tucán. El PRI se quedó con apenas una pluri, el PAN con una pluri y un distrito. En lo local, Morena obtuvo tres diputaciones pluris sin ganar un solo distrito en solitario.
Cuanto ejercicio de consulta y presencia masiva requiere Presidencia de la República, es Gallardo, no Morena, quien resuelve el tema. Acarreos focáceos verdes en toda forma hasta para acabar viendo un video de Claudia Sheinbaum porque la señora se disculpó a última hora.
Si alguien le recordó en una mañanera que alguna vez se refirió a Gallardo como “mafiosillo”, el presidente Andrés Manuel López Obrador desechó ese episodio como cosa nunca ocurrida y arropó al gobernador como a una víctima de un añejo estado represor.
Se necesitaron en el 21, como lo pactó el dirigente Mario Delgado por encima incluso de su candidata a gobernadora, Mónica Rangel, a la que los mandos centrales de Morena usaron y después dejaron sola. Mónica no fue la única pieza local desechable del pragmatismo cainita de Morena: también lo fue el exalcalde capitalino, Xavier Nava Palacios, en búsqueda fallida de una reelección.
Gallardo y López Obrador se necesitan ahora y se necesitarán en el 24. No es que San Luis pese mucho electoralmente, pero ayuda, no retoba, se alinea y eso tiene un valor. Cada uno en el espacio político en que gobierna ha impuesto su marco y un horizonte donde otras opciones no caben ni han sabido todavía hacerse un lugar.
Desde luego está el partido del presidente en San Luis, peleado entre sí e incapaz de competirle a Gallardo pese al potencial increíble del manejo de programas sociales. Los dos reparten bienes, Gallardo sí los capitaliza políticamente.
Una nueva dirigencia estatal de Morena soñó con hacer trabajo de tierra para ganar terreno a palmos. No pudo. Se lamenta con los staffs corcholateros que hacen contacto para los eventos promocionales, a manera de obligado contexto, de la agresividad de las redes verdes.
Los morenos locales tienen aspiraciones pero dependen del palomeo de Gallardo. Aspiraciones sin proyecto, porque ni para eso les da. Quieren un lugar, a fin de cuentas así han llegado muchos morenistas potosinos a cargos de elección, por voto en cascada, por mera inercia o por la vía plurinominal. Irrelevantes sus pasos por San Lázaro, excepción hecha del experimentado legislador Juan Ramiro Robledo Ruiz. No es mejor en el Congreso local; hasta el cascajo tiene más nivel.
El delegado del Bienestar, Gabino Morales Mendoza, decidió que la vía para hacer algo de promoción será bailar para TikTok cumbias y gruperas, solo o acompañado. Qué tanto aportarán al avance de Morena sus contoneos en la oficina federal con un casco amarillo en la cabeza, lo tienen sin cuidado. Se veía más de fiar cuando Andrés Manuel anunció que un joven de 23 años era el presidente del naciente partido Morena en San Luis Potosí.
Qué tanto se dejará Morena depender de Gallardo, es una pregunta que hallará respuesta en cuanto Morena haga notar la fortaleza de sus estructuras en San Luis Potosí, hasta ahora invisibles; la competitividad de sus figuras, inadvertida, si es que la hay. Los aspirantes morenistas potosinos al Senado y a San Lázaro esperan ir en alianza con el Verde, que el envión gallardista les lleve aunque sea en segunda fila.
Pero si los morenistas potosinos no han hallado por dónde pinchar la burbuja gallardista, PRI y PAN quizá ni lo intentaron. Tricolores y azules con la mira al Senado esperan a que Verde y Morena vayan separados, para tener la oportunidad de la tercera posición.
No ven panorama propicio para pelear por algo más que migajas y tampoco hicieron algo sus dirigencias por construirlo. Se adaptaron a Gallardo Cardona, a sus modos agresivos de ocupar espacios y atraer alcaldes de oposición, casi a todos. Para llegar, las dos dirigentes, Sara Rocha del PRI y Verónica Rodríguez del PAN, pidieron visto bueno en Palacio, de ese tamaño. Adaptarse permite sobrevivir, pero no hace diferencia. Y si no te diferencias en política, no existes.
El PRI está en sala de autopsias pero se niega a cambiar de mañas. Sara Rocha llega impuesta y cuestionada, Verónica Rodríguez legó igual. Pero si el ejercicio puede cambiar perspectivas de sus arribos al cargo, no se ve para cuándo lo hagan. PRI Y PAN se han quedado en dique seco y no hallan quien los reflote. Irán por piscachas, las que alcancen, y esperarán el beneficio de un cambio de ciclo político, si lo hay. Esperan que un milagro se lleve la era de los perfiles lanares exitosos en sus partidos.
Morena y el Verde para el 24, en el punto en el que la lealtad y la ambición son compatibles.
LA TIRA DE LAS NETAS
EL SABIO MINDFULNESS DE LAS ABUELAS
“Tejer baña nuestro cerebro de unas sustancias químicas que nos ayudan a sentirnos bien. Y puede proteger de la depresión, no la va a curar, pero nos ayudará”.
María Isabel González, psicóloga oncológica de MD Anderson Cancer Center Madrid, sobre el tejido como tendencia terapéutica recomendada por expertos en neurociencias e incluso promovido en escuelas y unidades oncológicas de Europa contra el estrés, trastornos de ansiedad y depresión. El Mundo (23/VI).
PASIÓN POR EL RIESGO
¿Dónde está el límite en estas aventuras? Yo digo que no hay límites. Son como cualquier otra iniciativa tecnológica, es un riesgo que sus protagonistas aceptan voluntariamente y tristemente a veces no funciona. Es lo que suele ocurrir cuando eres pionero”.
Richard Branson, multimillonario británico dueño de Virgin Group y de Virgin Galactic, una compañía que opera vuelos espaciales comerciales, respecto de los millonarios pasajeros que murieron en la implosión del sumergible Titán, cuando pretendían explorar el naufragio del Titanic. LOC (25/VI).