Desde hace ya más de sesenta años, en San Luis Potosí se elabora artesanalmente el calzado deportivo que usa un importante número de deportistas de diferentes disciplinas, no solo de nuestra ciudad, sino de otras entidades, y Albino Cázares Vázquez, destacado exatleta y entrenador potosino es su creador, cuyo trabajo ha sido reconocido y elogiado en nuestro país y fuera de él.
Albino, que llegara a sobresalir en el ámbito atlético de la década de los años 60 y 70s, llegando incluso a figurar en la preselección para participar en los Juegos Olímpicos de México 1968, y que se ha destacado como un decidido impulsor del atletismo potosino, principalmente en la colonia Satélite, donde ha hecho una importante labor social para alejar a la niñez y juventud del pandillerismo y adicciones, es el fabricante del zapato deportivo que calzan muchos de los deportistas locales y de otras ciudades.
Fue a mitad de los 50s, cuando Albino, que recién en el pasado mes de abril cumplió 80 años, al fallecimiento de su padre don Jesús Cázares, con apenas escasos once años se vio precisado a salir de su natal Charcas, S.L.P., trasladándose a la capital del estado, para trabajar y ayudar al sostenimiento de su mamá la señora Josefina Vázquez, y de sus hermanos menores.
Al llegar a esta ciudad, encontró trabajo en una fábrica de zapatos ubicada en la calle de Salazar, frente al edificio donde estaba la oficina de Correos, y en tres años aprendió el oficio, para luego montar su propio taller. Por este mismo tiempo, Albino empezó a practicar el atletismo, integrándose al Club Parral del barrio de San Juan de Guadalupe, donde militaban otros corredores como Aurelio Romero, Panchito Muñiz, Antonio Silos y Roberto Rocha entre otros más.
En los 60s, quienes participaban en las competencias de atletismo, usaban aquellos tenis super faro que hicieron historia en el deporte, y algunos otros más corrían descalzos. Por ese tiempo sus compañeros Silos y Rocha, le solicitaron les hiciera unos zapatos o tenis para correr.
Albino sacó el ingenio que caracteriza a los mexicanos, y les elaboró esas zapatillas solicitadas, con piel de borrego, y suela de llanta de camión, y de esta forma sus compañeros de equipo tuvieron su calzado. Quince pesos de aquellos tiempos fueron los que cobró Albino por los primeros tenis o zapatillas para correr, y que fabricó artesanalmente.
A sugerencia de Fernando Montelongo Azúa, otro de los grandes atletas potosinos de la época, Albino realizó modificaciones en la fabricación de los tenis, spikes y zapatillas para atletismo, de manera muy ingeniosa, y que en este tiempo podrían calificarse de otra forma, empleando como suela de los tenis, la plantilla de una sandalia (llamada popularmente pata de gallo) recubierta con cámara de llanta de camión, para amortiguar el golpeteo al correr.
Aprovechando las carreras de medio y fondo en las que participaba como atleta, después de las competencias Albino sacaba de su maleta algunos pares de zapatos, para venderlos entre los participantes. Lo mismo hacia aquí como en otras ciudades a donde salía a competir, se llevaba dos maletines, en una sus cosas para correr y en la otra la mercancía que vendía.
Paulatinamente fue haciéndose de clientes tanto en esta capital como en otras ciudades, incluso en el mismo León, Gto, considerado la cuna mundial del calzado, que era como ir a vender cajetas a Celaya, pero Albino se hizo de fama como buen fabricante de tenis y spikes ajustándose a los cambios y tiempos, y pensó que su producto tendría que ser conocido con una marca y le puso Cassioni, el nombre de un ciclista italiano que Cázares Vázquez había visto correr en las Vueltas de México, y que decía tener un parecido muy grande por lo delgado (casi flacucho) de su físico.
Cada vez más sus tenis y spikes los fue mejorando, a tal grado que se confundían los de Albino con los de marca comercial que tenían gran demanda en el mercado, y que provenían del extranjero como Adidas, Nike, Redbook, etc., lo que le generó que le hicieran pedidos de otras ciudades, con la modalidad del C.O.D (cobrase o devuélvase) que tenía implementado el sistema Postal Mexicano.
Cabe mencionar, que su trabajo artesanal ha sido muy elogiado dentro y fuera del país, hace unos años, un periodista estadounidense, especialista en deportes, que editaba una importante revista en la Unión Americana, durante uno de sus frecuentes viajes a nuestro país, le hizo una entrevista que se difundió ampliamente en el extranjero, destacando la labor de Albino como fabricante de calzado deportivo y su trayectoria en el atletismo mexicano.
Albino es una persona sencilla, pero ante todo agradecida, y le guarda una permanente gratitud al exdirectivo del futbol profesional potosino, Francisco Leos Herrera (QEPD) quien le apoyó a comercializar en su tienda de artículos deportivos, sus zapatos de atletismo. Para este tiempo ya fabricaba también tachones de futbol, zapatillas de gimnasia, lucha olímpica, lucha libre y de boxeo.
Algunos de los clientes más reconocidos de Cázares Vázquez, fueron el Profr. Rafael Esparza, quien le encargaba las zapatillas para las alumnas del Centro Gydman, el marchista Raúl González, campeón olímpico de caminata y que llegara a ser presidente de la Comisión Nacional del Deporte, y los boxeadores profesionales como Fredy Segura, Rosalío Muro, y luchadores como Rayo de Plata, y una gran cantidad de atletas.
Como atleta destacó en las pruebas de 1,500, 5,000, y 10 mil metros planos, habiendo estado preseleccionado para integrar el equipo de atletismo que representó a México en los Juegos Olímpicos de 1968, pero no pudo asistir a las pruebas selectivas, después de haber estado entrenando en la CDMX con el entrenador neozelandés Arthur Lidiar.
A los 68 años de edad, luego de que por más de 50 se dedicó al atletismo, se retiró de las competencias oficiales, fundando el Club de los Venados y se dedicó a entrenar niños y jóvenes en la Unidad Deportiva Satélite, donde goza de un gran aprecio y reconocimiento, pues siempre ha buscado el bien de su comunidad, alejándolos de las adiciones y pandillerismo, además de organizar competencias, donde conseguía premiaciones. Su hija Tere, que destacó a buen nivel, fue una de las atletas más relevantes surgida de sus promociones.
Don Albino, como le llaman con cariño los habitantes de la colonia Satélite, incursionó en el futbol profesional en los años 1971-1972 como preparador físico, masajista, utilero, de los Pumitas de la UASLP de la Tercera División, que antecedió a los “Cachorros” de Atlético Potosino, colaborando con Don Arturo Mendoza, que era el entrenador de los jóvenes universitarios.
La satisfacción y orgullo más grande que le dio el deporte a Albino, fue el haber figurado entre los mejores cuatro atletas de medio fondo del país en los años 60’s, y el contribuir a que los niños y jóvenes de la colonia Satélite practicaran el deporte, “pues un buen deportista es un buen padre, un buen hijo y un gran ciudadano”.