Romario Eliud Ventura Ruiz
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Antonio Ferrera, el diestro español, dejó una huella imborrable en la primera corrida de la Feria Nacional Potosina en la Plaza de Toros Monumental “El Paseo”. Fue una tarde llena de emociones y entrega, donde la pasión taurina se hizo presente en cada lance y pase.
Desde el inicio, Ferrera mostró su maestría con el capote, dando una faena elegante que despertó admiración en los aficionados. Con la muleta en mano, demostró su clase y valor, llevando al toro por verónicas y chicuelinas que enardecerían a la multitud.
Sin embargo, la faena inicial fue breve, y a pesar de la estocada casi entera, el toro no dobló de inmediato, lo que llevó a Ferrera a descabellar varias veces. Aunque la conexión con el público no fue plena, su temple y experiencia brillaron en cada movimiento.
Los tres primeros toros presentaron dificultades, pero el cuarto fue el escenario perfecto para el triunfo. Ferrera cortó dos orejas, sellando su victoria y convirtiéndose en el triunfador indiscutible de la tarde.
La fiesta taurina no terminó ahí, ya que Sergio Flores, cerrando plaza, se dispuso a mostrar su arte a la mexicana. Con valor y entrega, llevó al toro al límite, emocionando al respetable con cada pase. Aunque la estocada falló, el público reconoció su esfuerzo con una ovación.
Decidido a brillar aún más, Sergio Flores volvió a la arena dispuesto a dejar su marca. Con el capote y la muleta, sacó partido del toro de La Punta, creando una sinfonía de emociones que se mezcló con la música de la Acuarela Potosina.
La faena culminó con una estocada tardía, pero efectiva, que llevó al toro al suelo entre aplausos y júbilo. La Feria Nacional Potosina se vistió de gloria taurina gracias a la destreza y pasión de Antonio Ferrera y Sergio Flores, quienes dejaron una huella imborrable en el corazón de los aficionados que vivieron la auténtica emoción de la fiesta brava.