En un espectáculo decepcionante que dejó a los aficionados con las manos vacías y los corazones desilusionados, los equipos de beisbol Charros de Jalisco y Rieleros de Aguascalientes se negaron rotundamente a jugar la serie para la que habían sido contratados. ¿La razón? Una falta flagrante de condiciones mínimas en el terreno de juego del estadio 20 de Noviembre, la ausencia total de pasto.
El organizador de estos juegos, Carlos Zavala, ha sido el blanco de críticas. Él rentó el escenario sin tomar en cuenta las condiciones del terreno, un acto que no solo demuestra negligencia, sino una completa falta de respeto hacia los equipos, los jugadores y, lo que es más importante, hacia los fieles seguidores de este deporte.
Al llegar al inmueble, tanto la novena tapatía como la hidrocálida expresaron su incredulidad ante la situación. ¿Cómo es posible que se organice un evento de esta envergadura sin siquiera garantizar un campo en condiciones mínimas de juego? Ante la mirada atónita de los espectadores que adquirieron sus boletos con la esperanza de disfrutar de un emocionante partido de beisbol, lo único que presenciaron fue un desolador Derby de bateo, una pálida sombra de lo que pudo haber sido un encuentro deportivo vibrante.
Las redes sociales se encendieron con las quejas de ambos equipos, quienes dejaron claro que la realización del juego programado para el domingo quedaba “en veremos” hasta que el organizador pudiera convencerlos de lo contrario. Sin embargo, durante las primeras horas del domingo, los organizadores brillaron por su ausencia. Los aficionados que acudieron al estadio en busca de respuestas fueron recibidos con un desconcertante silencio, mientras las tiendas donde se vendieron los boletos permanecieron cerradas.
Finalmente, cerca de las tres de la tarde del domingo 31 de marzo, los establecimientos comerciales que vendieron los boletos, Jaulas De Bateo y Academia ZAV Baseball, se vieron obligados a emitir un comunicado a través de Facebook, anunciando que en los próximos días se informará sobre la mecánica de reembolso. Un pobre consuelo para los aficionados que esperaban disfrutar de un día de beisbol.
La cancelación de los juegos programados para el sábado 6 y domingo 7 de abril entre Charros de Jalisco y Bravos de León, anunciada posteriormente, solo añade más sal a la herida. Es un golpe doble para los seguidores de este deporte, que ven cómo sus expectativas son pisoteadas por la incompetencia de las autoridades del deporte y los encargados del estadio 20 de Noviembre.
En resumen, lo que pudo haber sido un emocionante fin de semana deportivo se convirtió en un triste recordatorio de los riesgos de confiar en organizadores que parecen carecer de la más mínima competencia para cumplir con sus responsabilidades. Los aficionados merecen más que promesas vacías y excusas baratas.