PINEHURST, Carolina del Norte, EE.UU. (AP) — Bryson DeChambeau convirtió a Pinehurst No. 2 en un espectáculo de un solo hombre el sábado en el U.S. Open.
Cuando no estaba rompiéndola con ocho drives de al menos 340 yardas, le estaban dando tratamiento a su cadera derecha entre hoyos. Levantó apretando el puño mientras entretenía a miles de aficionados camino a terminar tres bajo par y con 67 golpes para tener ventaja de tres tiros antes de la ronda final.
"Lo voy a decir, mañana será lo que he dicho toda la semana: ´Intentaré tener un golf aburrido´", indico DeChambeau. "En medio de los greens no se mueve".
Lo que está en juego es su segundo título del Abierto de Estados Unidos con un nuevo estilo de juego —igual de poderoso que siempre— y un físico que quizá no se parece al que presentó en Wingled Foot en el 2020.
Aún le queda una ronda final con Rory McIlroy, Patrick Cantlay y Mathieu Pavon, todos tres golpes detrás en el segundo grupo y con la capacidad de darle pelea por el trofeo de plata.
DeChambeau, quien el mes pasado terminó segundo por un golpe en el Campeonato de la PGA y terminó entre los primeros 10 en el Masters de abril, está siete golpes bajo par y 203 tiros después de tres rondas. Es el único jugador que tiene tres rondas seguidas en los sesenta en U.S. Open en Pinehurst No. 2.
Ludvig Aberg, el súper sueco que inició la tercera ronda con un golpe de ventaja, fue víctima de los resbaladizos y cóncavos greens que llevaron a que tuviera un triple bogey en el hoyo 13 y que llevó a que terminara con una tarjeta de 73 que lo dejó cinco tiros detrás del líder en el mismo grupo de Hideki Matsuyama (70).
DeChambeau indicó que fue "dos caderas con son fantásticas" con su velocidad en los entrenamientos y que llevó a que le pidiera a su entrenador que le ayudara tras el hoyo 10. Avanzó al 11mo, golpeó un hiero de 347 yardas, cayó en el centro del green y pegó un putt desde fuera de los 12 pies para convertirse en el primer golfista con siete bajo par esta semana.