CIUDAD DE MÉXICO, septiembre 10 (EL UNIVERSAL).- A José Marmolejos le bastó conectar la pelota para saber que acababa de dar el batazo que fulminaría la sequía sufrida por el equipo más ganador en la historia de la Liga Mexicana de Beisbol.
Apenas se jugaba la parte alta de la primera entrada, pero el inicialista de los Diablos Rojos del México estaba perfectamente consciente de que su cuadrangular por el jardín derecho era el golpe que aniquilaría a unos Sultanes de Monterrey que honraron como nunca su apodo no oficial.
Porque fueron unos Fantasmas Grises que deambularon desde el segundo juego en la Serie del Rey, cuando los nuevos campeones los aplastaron 17-0.
El vuelacercas de Marmolejos, quien se llevó por delante a Franklin Barreto y Robinson Canó, encaminó a los Diablos a una nueva victoria (4-2) en el estadio Mobil Super, cuyas butacas lucieron semivacías.
Una década después, el México recuperó el trono del circuito veraniego, y lo hizo con autoridad.
Barrida en la Serie del Rey, apenas justa para lo visto sobre el diamante. Los Sultanes llegaron a hilar 29 entradas sin anotar, vergonzoso para cualquier novena, más en una batalla por el título.
Anemia provocada por los brazos escarlata. El de anoche fue del estadounidense Brooks Hall, quien lanzó una gema de siete innings.
Dominio total por parte de la novena que apostó por astros como Canó y Trevor Bauer para por fin conseguir su título número 17.
Eso explicó la emoción tras el out 27. Los Diablos Rojos caminaron al borde de la cornisa en la Serie de Campeonato de la Zona Sur, pero mantuvieron el equilibrio y tomaron el oxígeno para jugar una Serie del Rey como lo que son: el equipo más grande en la Liga Mexicana de Beisbol.