Melbourne.- Incluso mermado, “con una pierna y media” como definió él mismo, Novak Djokovic jugó un partido sublime y se clasificó para las semifinales del Abierto de Australia con una victoria brillante sobre Carlos Alcaraz por 4-6, 6-4, 6-3 y 6-4.
El serbio jugará por un puesto en la final contra el alemán Alexander Zverev,
Pese a sufrir molestias en la ingle, Djokovic hizo un partido soberbio, remontó un set en contra y ganó por méritos propios un puesto en su semifinal número 50 de Grand Slam, la duodécima en Melbourne. Alcaraz nunca ha ganado a Djokovic en pista dura. Era el primer partido entre ambos desde la final de los Juegos de París, también ganada por el serbio.
En una cancha con mayoría de aficionados serbios, el viento empañó los primeros compases del duelo y el murciano encadenó hasta cinco errores no forzados en los dos primeros juegos, frente a un Djokovic que arrancó al resto con una rotura a pesar de que su tenis no brillaba del mismo modo que en la anterior ronda frente al checo Jiri Lehecka (24).
El murciano se acostumbró al viento y encontró las buenas sensaciones, de modo que recuperó el ‘break’ de desventaja tras poner en pie a la grada con su repertorio tan variado. Con 4-4, Djokovic perdió la compostura por primera vez en el partido, con un grito en serbio a un banquillo que cuenta con la figura del británico Andy Murray como entrenador, y, acto seguido, hizo saltar las alarmas.
En una defensa sobre el lado de su derecha, estiró la pierna y se dañó la ingle. Cedió ese servicio y en el cambio de lado tras el 5-4 favorable al español abandonó la pista con la fisioterapeuta para recibir tratamiento médico. Alcaraz, que se mantuvo en calor con intensas arrancadas en uno de los fondos de la pista, cerró el set en blanco y enfiló un partido que parecía controlado.
Los diez minutos de tratamiento médico en el vestuario tuvieron efecto inmediato y el balcánico arrancó de la mejor forma posible con un incontestable 3-0, como consecuencia de sus grandes restos desde dentro de la pista. A pesar del enfado del murciano con una decisión de la juez de silla, su respuesta, del mismo modo que en el primer set, fue inmediata e igualó la manga con un ‘break’.
La expresión de dolor en el rostro de Djokovic no aminoraba y recurrió a la red con mayor frecuencia para no exponer la zona afectada. No se distrajo el campeón de 24 grandes con el 4-4 y saque cuando una recogepelotas interrumpió el juego y abandonó el partido como consecuencia de unas molestias estomacales. Con muchos aspectos en su contra, Djokovic recordó su condición de tenista más laureado de la historia y se adjudicó una rotura en blanco que le devolvió al partido.
Alcaraz comenzó a desesperarse frente a la solidez de un serbio que disfrutaba con el ritmo de bola que le proporcionaba el murciano. Tras un intercambio de roturas, fue el vigente oro olímpico quien tuvo la última palabra para establecer un 5-3 que desmontó a un Alcaraz enfurecido. Cerró el tercer set con su saque y la gradería, plagado de fans serbios, así como los exteriores de la Rod Laver emitieron un rugido que se escuchó desde los barrios de Richmond e incluso en South Yarra.