Las pelotas de béisbol están volando más lejos y no es porque los bateadores las impacten de una forma diferente, concluyó un panel de 10 investigadores contratados por la oficina del comisionado de las Grandes ligas (MLB).
“Las propiedades aerodinámicas de las pelotas han cambiado, lo que permite que viajen más lejos”, aseveró el presidente de esa comisión Alan Nathan, profesor emérito de física en la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign.
Hasta ahí, el panel que incluye a profesores especializados en física, ingeniería mecánica, estadística y matemáticas, había conectad un hit. Pero a la hora de identificar una causa más específica de estos cambios, los expertos simplemente se poncharon.
El reporte de 84 páginas emitido por la comisión fue publicado el jueves por MLB. No encontró evidencias de modificaciones significativas en la forma en que las pelotas rebotan, una propiedad conocida formalmente como coeficiente de restitución. Tampoco cita que haya alteraciones en la manera de hacer el swing por parte de los bateadores, describiendo con el madero una trayectoria más ascendente.
Así que el motivo de los cambios en las propiedades aerodinámicas sigue siendo en el béisbol el equivalente al misterio del Monstruo del Lago Ness en Escocia.
“Tenemos que admitir, y lo estamos haciendo, que no entendemos esto. Sabemos que la causa primaria es el cambio en la resistencia al aire, pero simplemente no podemos identificar con precisión cuál es la característica de la pelota que llevaría a esto”, indicó Nathan el miércoles, durante una conferencia telefónica, antes de la divulgación del informe. “Por lo tanto, es probablemente algo mucho muy sutil en el proceso de manufactura. Pero insistimos en que esto debe ser muy sutil, porque de lo contrario lo habríamos encontrado”.
El físico Leonard Mlodinow especuló en un resumen adjunto al reporte que “los avances en la manufactura derivarían en una bola con una forma de esfera más simétrica, lo que podría tener el efecto colateral y accidental de reducir la resistencia de la pelota al aire”.
El promedio de jonrones por juego entre los dos equipos rivales de forma combinada ascendió de 1,9 antes de la pausa por el Juego de Estrellas de 2015, a 2,17 en la segunda mitad. Saltó a 2,31 en 2016 e impuso un récord de 2,51 la temporada anterior.
La proporción de pelotas bateadas que se convirtieron en cuadrangulares aumentó de 3,2% en 2014 a 3,8% en 2015, 4,4% en 2016 y 4,8% en 2017.