Los asistentes de manejo son ese conjunto de sistemas que evitan o mitigan accidentes gracias a diferentes cámaras y sensores. Gracias a ellos, muchos de los incidentes más sencillos y despistados pueden evitarse.
Pero para que un auto cuente con asistentes de manejo, se necesita desarrollar mucha tecnología y calibrar los sistemas de acuerdo con cada mercado. Entre software y hardware, resulta un elemento costoso y complejo que se suma a los coches modernos.
Salvan vidas, pero no autos
Aunque los asistentes de manejo pueden ser sumamente útiles para frenar el auto en alguna distracción por parte del conductor, o para mantenernos en el carril, también hacen que las reparaciones tras un accidente menor sean más complejas.
De acuerdo con Bloomberg, el 21% de los autos involucrados en un choque que podría ser reparable, termina por considerarse como pérdida total debido a la complejidad y altos costos de reparación, principalmente por piezas relacionadas con los asistentes de manejo.
Por ejemplo, los radares que detectan al auto de enfrente para mantener una distancia segura o cuando nos acercamos peligrosamente, suele instalarse en la parrilla o detrás del emblema. Los sensores del monitor de punto ciego van colocados en la fascia trasera, cerca de las luces, y algo tan simple como un golpe contra un árbol haría difícil que el sistema vuelva a funcionar como cuando era nuevo.
El siguiente paso para que los asistentes de manejo sean más funcionales es que estén conectados al Internet de las cosas, entre autos, para comunicarse entre sí y que de esta manera se tenga información adelantada sobre sucesos que ocurran en el camino. Sin embargo, no es una tarea fácil, pues se requiere de infraestructura urbana y no todos los países cuentan con las mismas características.