WASHINGTON (AP) — El presidente estadounidense Joe Biden y líderes del Congreso anunciaron el martes que lograron un acuerdo sobre el conjunto final de proyectos de gastos para este año fiscal. Ahora, la cuestión es qué tan rápido pueden los legisladores aprobar las iniciativas para evitar un cierre parcial del gobierno.
Aunque Biden dijo que aprobará el paquete de proyectos de gastos tan pronto como lo reciba, el tiempo se acaba. El personal legislativo necesita tiempo para terminar el texto del proyecto, que es una ardua tarea. La Cámara de Representantes tiene la regla de que los legisladores cuentan con 72 horas para revisar un proyecto antes de votar. Y el Senado nunca ha sido conocido por su capacidad de acelerar. Mientras tanto, la financiación para varios organismos clave expira la medianoche del viernes.
Se espera que el paquete proporcione alrededor de 886 mil millones de dólares para el Pentágono. También financiará a los departamentos de Salud, Trabajo y otros.
En general, los paquetes de gastos proporcionan un impulso de 3% a la defensa, al tiempo que mantienen los gastos no relacionados con la defensa aproximadamente al mismo nivel del año anterior. Esto cumple con un acuerdo que el expresidente de la cámara baja Kevin McCarthy estableció con la Casa Blanca, en el que se restringía el gasto durante dos años y se suspendía el techo de deuda hasta enero de 2025, de manera que el gobierno federal se mantuviera solvente.
Los republicanos de la Cámara de Representantes están decididos a acabar con la práctica de empaquetar los 12 proyectos de gastos anuales en un solo gran proyecto denominado ómnibus. Esta vez, lograron dividir los proyectos de gastos en dos partes.
Con la posible publicación del texto legislativo en las últimas horas del martes, la regla de 72 horas de la cámara baja significa que lo recibirá hasta la tarde del viernes, horas antes de que la financiación expire. Es probable que el presidente de la cámara, Mike Johnson, tenga que presentar el proyecto a través de un proceso acelerado que exige un apoyo de dos tercios para ser aprobado.
Se espera que la mayoría de los votos negativos vengan de los republicanos, que han criticado los niveles generales de gastos, así como la falta de mandatos políticos que buscan algunos conservadores, como la restricción al acceso al aborto, la eliminación de programas de diversidad e inclusión los organismos federales y prohibir la atención afirmativa de género.