Deir Al Balah, Franja de Gaza.- Lluvias empaparon los campamentos de tiendas de campaña en Gaza y las temperaturas en descenso enfriaron a los palestinos que se refugiaban en su interior el jueves, mientras una tormenta invernal descendía sobre el territorio, mostrando cómo dos meses de alto al fuego no han logrado abordar la creciente crisis humanitaria allí.
Las familias encontraban sus pertenencias y alimentos empapados dentro de sus tiendas. Las sandalias de niños desaparecían bajo el agua marrón que inundó los campamentos y alcanzaba las rodillas de la gente. Las carreteras se convirtieron en barro. Pilas de basura y aguas residuales se convierten en cascadas.
“Nos hemos ahogado. No tengo ropa para vestir y no nos quedan colchones”, declaró Um Salman Abu Qenas, una madre desplazada desde el este de Jan Yunis a un campamento de tiendas. su familia no pudo dormir debido al agua en la tienda.
Los grupos de ayuda dicen que no está llegando suficiente ayuda a Gaza.
Las cifras recientemente publicadas por el ejército de Israel sugieren que no ha cumplido con la estipulación del alto al fuego de permitir 600 camiones de ayuda en Gaza al día, aunque Israel disputa ese hallazgo.
“Ambientes fríos, superpoblados e insalubres aumentan el riesgo de enfermedades e infecciones”, indicó la agencia de la ONU para los refugiados palestinos, UNRWA, en un escueto comunicado publicado en X. “Este sufrimiento podría prevenirse con ayuda humanitaria sin restricciones, incluyendo apoyo médico y refugio adecuado”.
Sabreen Qudeeh, también en el campamento de Jan Yunis, en un área conocida como Muwasi, relató que su familia se despertó con la lluvia filtrándose por el techo de su tienda y el agua de la calle empapando sus colchones. “Mis hijitas estaban gritando”, dijo con voz temblorosa.
Ahmad Abu Taha, también en el campamento, señaló que no había una tienda exenta de la inundación. “Las condiciones son muy malas, tenemos personas mayores, desplazadas y enfermas dentro de este campamento”, expresó.
La población de Gaza, alrededor de dos millones, está casi completamente desplazada y la mayoría de las personas viven en vastos campamentos de tiendas que se extienden a lo largo de la costa o se instalan entre los restos de edificios dañados sin infraestructura adecuada para inundaciones y con fosas sépticas cavadas cerca de las tiendas como baños.