Quedar atrapado en arenas movedizas es un peligro cursi de las viejas películas y programas de televisión, pero realmente le sucedió a un desafortunado excursionista en el Parque Nacional Arches de Utah.
El parque, famoso por sus decenas de arcos naturales de arenisca, recibe más de un millón de visitantes al año, y los accidentes --que van desde caídas hasta golpes de calor-- son comunes.
¿Arenas movedizas? No tanto, pero han sucedido al menos un par de veces.
"La arena mojada simplemente vuelve a fluir. Es como una batalla sin fin", dijo John Marshall, quien ayudó a una mujer atrapada en arenas movedizas hace más de una década y coordinó el más reciente rescate. Un excursionista experimentado, cuya identidad no fue revelada, atravesaba un pequeño cañón el domingo, en el segundo día de un viaje de 32 kilómetros (20 millas) cuando se hundió hasta el muslo, según Marshall.
Incapaz de liberarse, el excursionista activó una baliza satelital de emergencia. Su mensaje fue enviado al personal de emergencia del condado de Grand y Marshall recibió el reporte a las 7:15 de la mañana
"Me estaba levantando de la cama", comentó Marshall. "Me estoy rascando la cabeza, pensando, '¿Escuché bien? ¿Dijeron arenas movedizas?'".
Se puso las botas y se reunió con un equipo que partió a bordo de vehículos todoterreno, una escalera, tablas de tracción, camillas y un dron. Poco después Marshall tuvo una vista aérea de la situación.
A través de la cámara del dron vio a un guardabosques que le había lanzado una pala al hombre. Pero las arenas movedizas volvían a fluir tan pronto como el excursionista las paleaba, comentó Marshall.
El equipo de Búsqueda y Rescate del condado de Grand colocó la escalera y las tablas cerca del excursionista y lentamente liberaron su pierna. Para entonces, había estado de pie en el lodo a temperaturas por debajo del punto de congelación durante un par de horas.
Los rescatistas lo calentaron hasta que pudo ponerse de pie y, eventualmente, caminar. Luego salió caminando por su cuenta, incluso con su mochila al hombro, afirmó Marshall.
Las arenas movedizas son peligrosas, pero es un mito que la inmersión total sea el principal riesgo, dijo Marshall.
"En las arenas movedizas eres extremadamente flotante", explicó. "La mayoría de las personas no se hundirán más allá de la cintura en las arenas movedizas".
Marshall es más o menos una especie de experto en arenas movedizas.
En 2014, era un médico que ayudó a una mujer de 78 años después de que quedó atrapada por más de 13 horas en el mismo cañón, a sólo tres kilómetros (dos millas) de donde tuvo lugar el rescate del domingo.
El club de lectura al que pertenecía la mujer se preocupó cuando ella no asistió a su reunión. Fueron a buscarla y encontraron su coche al principio del sendero. Era junio, hacía mucho más calor que el domingo, pero no sofocante a la sombra del cañón, y la mujer se recuperó completamente después de recuperar el uso de sus piernas.
"Ambos tuvieron finales muy felices", manifestó Marshall.