Washington.- Las fábricas de automóviles se han detenido en Bélgica y Alemania.
Las líneas de moda de primavera se retrasan en una tienda departamental británica. Una empresa de Maryland que fabrica suministros hospitalarios no sabe cuándo recibirá partes de Asia.
Los ataques a barcos en el mar Rojo provocan otro shock al comercio mundial y se suman a los atascos en los puertos relacionados con la pandemia y la invasión rusa de Ucrania.
Los rebeldes hutíes en Yemen, que buscan detener la ofensiva de Israel contra Hamás en Gaza, atacan buques de carga que surcan las aguas que conectan a Asia con Europa y los Estados Unidos, y obligan al tráfico a alejarse del canal de Suez y rodear la punta de África. La disrupción provoca retrasos y eleva los costos, en un momento en que el mundo aún intenta vencer un resurgimiento de la inflación.
“Lo que ha sucedido ahora es un caos a corto plazo y el caos conduce a mayores costos”, dijo Ryan Petersen, director general de Flexport, empresa de gestión de cadenas de suministro. “Cada barco que es desviado lleva 10.000 contenedores. Son muchos correos electrónicos y llamadas telefónicas que se realizan para volver a planificar el viaje de cada uno de esos contenedores”.
Al caos en el transporte marítimo mundial se suma a lo que Petersen llama un “doble revés”: El paso a través de otro corredor comercial crucial —el canal de Panamá— está restringido por los bajos niveles de agua causados por la sequía. Y los transportistas tienen prisa por trasladar mercancías antes que las fábricas chinas cierren por las festividades del Año Nuevo Lunar, del 10 al 17 de febrero próximo.
El fabricante de automóviles eléctricos Tesla tendrá que cerrar su fábrica cerca de Berlín del lunes al 11 de febrero debido a retrasos en los envíos.
Volvo, la marca de automóviles sueca de propiedad china, detuvo su línea de ensamblaje en Gante, Bélgica —donde fabrica camionetas station wagon y SUV—, durante tres días este mes mientras esperaba una pieza clave para las transmisiones.
La producción en una planta de Suzuki Motor Corp. en Hungría se detuvo una semana debido a un retraso en la llegada de motores y otras piezas desde Japón.