Al Asad, que gobernaba su país desde la muerte de su padre, Hafez, en el año 2000, subrayó que tenía intención de "continuar la lucha ante el avance de los terroristas".
Con todo, añadió, "cuando el Estado cae en manos de los terroristas, cualquier cargo pierde sentido".
"Al llegar a la base (rusa) de Jemimim me enteré de que nuestras tropas habían abandonado todas sus posiciones", señaló.
Destacó que la situación en las proximidades de la base aérea se deterioró rápidamente, ya que dicha instalación "fue objeto de un ataque masivo con drones".
Por ello, "Moscú exigió a la comandancia de la base que lo evacuaran inmediatamente" con destino a Rusia.
"Mi profundo sentimiento de pertenencia al país y al pueblo sirio me infunde esperanza de que Siria de nuevo será un país libre e independiente", dijo.
Según informó una fuente del Kremlin a las agencias locales, Al Asad recibió asilo en Rusia el pasado 8 de diciembre, pero desde entonces no ha comparecido públicamente ni se han difundido imágenes sobre él y su familia en este país.