El Banco Central Europeo (BCE) dejó sin cambios su tasa de interés de referencia el jueves, mientras su consejo encargado de establecer las tasas y la presidenta, Christine Lagarde, se toman su tiempo para asegurarse de que la persistente inflación está firmemente controlada antes de reducir nuevamente las tasas.
La decisión deja en 3,75% la tasa de depósito, donde se ha mantenido después de un solo recorte de un cuarto de punto, realizado en la reunión anterior, el 6 de junio.
"Las presiones de precios locales siguen siendo altas, la inflación en los servicios es elevada, y es probable que la inflación general se mantenga por encima del objetivo hasta bien entrado el año próximo", dijo el banco en un comunicado que acompañó a la decisión.
Esto significa que los compradores de viviendas y los negocios que esperaban una menor tasa de interés en Europa tendrán que esperar al menos hasta la reunión del banco, en septiembre, para obtener un crédito más asequible — e incluso quizás tengan que esperar más.
Por ahora, la postura del BCE recuerda a la de la Reserva Federal de Estados Unidos, de la cual se espera que se abstenga de bajar las tasas en su próxima reunión del 30 y 31 de julio, aunque la Fed parece más próxima a reducir las tasas que el BCE después de dicha reunión.
El BCE, la Fed, el Banco de Inglaterra y otros bancos centrales de los países desarrollados aumentaron pronunciadamente las tasas para sofocar una oleada de inflación que siguió a la invasión rusa de Ucrania y al fin de la pandemia.
Las altas tasas hacen que sea más caro obtener créditos, gastar e invertir, lo que enfría la demanda de mercancías e, históricamente, la tendencia al alza de los precios al consumidor.
La inflación en la eurozona se ha reducido de un máximo de 11,6% en octubre de 2022 a 2,5% en junio, acercándose lentamente al objetivo del BCE de 2%, considerado el mejor para la economía. Pero últimamente, esto ha sido difícil. La cifra de la inflación se ha estancado durante meses entre 2% y 3%.