MEMPHIS, Tennessee, EE.UU. (AP) — Tres exagentes de la policía de Memphis acusados de darle una paliza mortal a Tyre Nichols en enero de 2023 permanecieron junto a su cuerpo y se rieron después de haberle propinado puñetazos, patadas y golpes con una porra en un ataque que según una fiscal fue un castigo porque intentó huir.
Los exagentes están siendo juzgados por violación de los derechos civiles. La fiscal federal adjunta Elizabeth Rogers dijo el miércoles durante las declaraciones iniciales que los agentes estaban castigando a Nichols por huir de un control de tránsito, y utilizó el término "impuesto por fuga", que en argot policial significa disciplinar a un sujeto que intenta huir. Dijo que la fuerza que emplearon era desmedida para las acciones de Nichols, y les advirtió a los miembros del jurado que verían videos de la paliza. Pocas semanas después de su muerte se dieron a conocer videos del ataque.
Rogers también dijo que los agentes no hicieron nada durante los minutos "cruciales" en los que el corazón de Nichols se detuvo, en lugar de haberlo ayudado.
"Ustedes no verán que Tyre Nichols haya supuesto una amenaza para estos agentes en ningún momento", dijo Rogers.
Tadarrius Bean, Demetrius Haley y Justin Smith se han declarado inocentes del cargo de privar de sus derechos a Nichols, de 29 años, mediante el uso excesivo de la fuerza y la falta de intervención, y de obstrucción de la justicia mediante la manipulación de testigos. Otros dos agentes, Emmitt Martin III y Desmond Mills Jr., ya se han declarado culpables de los cargos que se les imputan. Rogers dijo el miércoles que Martin y Mills testificarán.
El abogado de Bean, John Keith Perry, comenzó a presentar sus argumentos de defensa ante los miembros del jurado.
Perry dijo que Nichols manejó 3 kilómetros (2 millas) después de que los agentes encendieran las luces azules del techo de su patrulla para detenerlo, que no acató las órdenes de mostrar las manos y que estaba "luchando como un demonio" con la policía. El abogado agregó que las imágenes aéreas de una cámara policial mostrarían a Nichols comportándose de forma sospechosa y que las pruebas demostrarían que los agentes no son culpables.
Nichols, que era de raza negra, falleció en un hospital el 10 de enero de 2023, tres días después de los golpes que le dieron los agentes, que previamente también le habían arrojado gas lacrimógeno y le aplicaron una pistola aturdidora.