En el 38 aniversario de la catástrofe de Chernóbil va en aumento el riesgo de otro incidente radiactivo en Ucrania debido a la ocupación por Rusia de la mayor central nuclear de Europa, la de Zaporiyia, mientras otras tres plantas se encuentran también en zona de guerra.
"La radiación no conoce fronteras ni banderas nacionales. El desastre de Chernóbil demostró lo rápidamente que pueden surgir amenazas letales", advirtió este viernes el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski.
Miles de banderas con lazos de luto han aparecido en las calles para homenajear a las decenas de miles de personas que mitigaron las consecuencias del incidente a costa de su propia salud y de sus vidas después de que el 26 de abril de 1986 estallase un reactor de la central, liberando grandes cantidades de sustancias radioactivas.
La catástrofe y los esfuerzos del Gobierno por ocultar sus dimensiones contribuyeron a la disolución de la Unión Soviética y a la independencia de Ucrania, creen muchos ucranianos.
Ahora, el regreso de las tropas de Moscú ha reavivado el riesgo de otro incidente.
"Durante 35 días de 2022, Rusia ocupó la central de Chernóbil. Los soldados rusos saquearon laboratorios, capturaron guardias y maltrataron personal, y usaron también la planta para lanzar nuevas operaciones militares", recordó Zelenski.
Chernóbil vuelve a estar ahora en manos ucranianas, después de que Rusia se viera forzada a retirarse de la región en abril de 2022, pero otra amenaza persiste.
"Durante 785 días hasta la fecha, los terroristas rusos han mantenido como rehén la central nuclear de Zaporiyia. Y es responsabilidad del mundo entero presionar a Rusia para garantizar que sea liberada y devuelta bajo control ucraniano", subrayó Zelenski, que enfatizó que es la única manera de evitar nuevos desastres radioactivos.
Riesgos crecientes
El error humano y los fallos técnicos son los dos motivos más comunes de los incidentes en centrales nucleares, explicó a EFE Olga Kosharna, experta nuclear. Según ella, la probabilidad de que se produzcan ambos está aumentando con la central bajo control ruso.
"Podemos ver tanto un déficit de personal cualificado como la degradación del equipamiento en Zaporiyia. Es peligroso y los riesgos van en aumento", subrayó.
Según un informe de Ucrania al Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), el equipamiento de la planta solo vió cubiertas entre el 30 y el 40 % de las reparaciones necesarias y de las revisiones de mantenimiento en 2023, dijo.
Además, los frecuentes cambios en la actividad de los reactores han conducido a pérdidas de equipamiento, según la experta.
Kosharna estima que hay 2.5 veces menos personal del que sería necesario, lo que lo sitúa bajo mucha presión e incrementa la probabilidad de un error.
La perforación de 11 pozos después de que el derrumbe de la presa de Kajovka dejase sin agua el embalse del que la central se abastecía para enfriar sus reactores también puede haber causado daños al subsuelo bajo la planta, advirtió la experta.
Los frecuentes apagones contribuyen además al riesgo de una fuga radiactiva que podría ser similar a la de Fukushima. La central sigue conectada a la red eléctrica ucraniana pero ya ha quedado temporalmente desconectada ocho veces debido a los bombardeos en la zona.
Base militar
Rusia sigue usando la central como base militar, con unos 500 soldados estacionados allí, según el jefe de la agencia ucraniana Energoatom, Petró Kotin.
En abril los inspectores del OIEA escucharon disparos de artillería efectuados desde la central, señaló Kosharna.
El director general del OIEA, Rafael Grossi, evitó aludir explícitamente a Rusia ya que de lo contrario los inspectores hubieran podido ser expulsados, de acuerdo con la experta.
Aunque en estos momentos no disponen de acceso a algunas instalaciones, recaban pruebas que más tarde se podrían presentar ante un tribunal.
La infraestructura que rodea otras centrales nucleares ucranianas también puede convertirse en objetivo como parte de los ataques rusos contra el sistema energético del país, ha advertido Zelenski.
"Nuestros especialistas han desarrollado medidas para contrarrestar estos ataques después de que Rusia atacara transformadores cerca de las plantas de Rivne, Pivdennoukrainsk y Jmelnitski en 2022. Pero no se pueden descartar ataques repetidos", dijo Kosharna.