La felicidad de Sharon Mayingire, una mujer de Zimbabue que hace cinco meses dio a luz a un niño llamado Anthony, enseguida se transformó en preocupación después de observar el aspecto de los labios del recién nacido: tenía una fisura en uno de sus labios, un motivo de estigma frecuente en el país africano.
En un primer momento, Mayingire pensó que las parteras del hospital de la localidad de Hwedza, un distrito rural al este de Harare, habían cortado el lado de su pequeño por accidente.
"Lloré mucho hasta que me mostraron las fotos de otras personas que tenían la misma condición que mi bebé", confiesa a EFE esta mujer.
Pero los problemas aumentaron a medida que pasaba el tiempo. Las personas que visitaban al bebé hablaban de brujería o acusaban a su madre de haber sido infiel a su pareja.
"La mayoría de los hombres cree que los bebés con labios leporinos (un defecto congénito que consiste en la hendidura o separación del labio superior) no son suyos. Piensan que sus esposas les han engañado con otros hombres y, por eso, el niño nació con esa condición", lamentó Mayingire.
El caso de Mayingire no es raro en Zimbabue. Muchas madres del país tienen que soportar la vergüenza y el estigma por la anomalía de sus bebés con los labios leporinos o el paladar hendido, una condición que se produce por un crecimiento descompensado de los dos lados del labio mientras el pequeño aún está en el útero de su madre.
En esta nación africana, donde, según el Banco Mundial, cerca del 40 % de la población vive por debajo de los umbrales de la pobreza, pagar los 2.000 e incluso 3.000 dólares que cuesta una cirugía correctiva en un centro médico privado está al alcance de pocos.
Y, después de varios años de recesión económica, los centros de salud públicos zimbabuenses carecen de recursos y personal. Muchos trabajadores sanitarios han dejado el país y buscan trabajos mejor remunerados en el extranjero.
A menudo, para las familias con bajos ingresos, su única opción son los servicios de los médicos extranjeros que viajan a Zimbabue financiados por grupos misioneros u organizaciones no gubernamentales.
Pero un equipo de médicos, cirujanos, anestesistas y otros profesionales médicos zimbabuenses está trabajando para cambiar este escenario: viajan por todo el país ofreciendo cirugías gratuitas a los niños con labios leporinos.
CIRUGÍAS QUE CAMBIAN LA VIDA DE LOS BEBÉS
"La respuesta ha sido abrumadora", dice a EFE Freeblessing Murahwa, directora de Celebration Health, una organización religiosa con sede en Harare que apoya el programa.
"En ocasiones, cuando las madres dan a luz a un niño con el labio leporino piensan que todo está perdido para su hijo. Por eso, darles la oportunidad de operar a su hijo de forma gratuita puede cambiarles la vida", añade Murahwa.
Esta semana, el equipo de trabajadores sanitarios están operando desde el Hospital de Niños Sally Mugabe, un centro público en Harare.
El programa empezó hace dos años y poco a poco ha ido creciendo a medida que la organización consigue más fondos.
Sólo este mes, el equipo espera llevar a cabo unas cincuenta operaciones quirúrgicas, la mitad de las que realizaron a lo largo de todo el año pasado.
Conseguir ese objetivo no es sencillo: cada procedimiento dura al menos dos horas y media. Pero el equipo ha hecho correr la voz y cada vez más padres con niños con labios leporinos se ponen en contacto con ellos para programar una cita.
Los mensajes llegan incluso de algunos centros médicos remotos, sin muchos recursos, que se ponen en contacto con ellos a través de la aplicación de mensajería instantánea de WhatsApp.
La coordinadora de este proyecto, Marceline Moyo, asegura que las madres les llaman de lugares tan lejanos como Bikita, en el este montañoso del país, y Filabusi, a unos quinientos kilómetros al sur de Harare.
Moyo lamenta que muchas de esas mamás han sido abandonadas por sus maridos, que las acusaron de haberles sido infiel.
"Pero ver que los niños operados pueden regresar a sus casas con una sonrisa en su rostro cambia muchas cosas. Definitivamente, estas cirugías están cambiando las vidas de muchas personas".