Un general ruso de alto rango fue asesinado el martes por una bomba oculta en un patinete frente a su edificio de apartamentos en Moscú, un día después de que la agencia de seguridad de Ucrania presentó cargos criminales en su contra. Un funcionario de Kiev afirmó que el servicio de seguridad del país perpetró el ataque.
El teniente general Igor Kirillov, jefe de las fuerzas militares de defensa nuclear, biológica y química, falleció cuando se dirigía a su oficina. Su asistente también murió en la explosión.
Kirillov, de 54 años, estaba sancionado por varios países, incluidos Reino Unido y Canadá, por su papel en la guerra de Moscú en Ucrania. En la víspera, el Servicio de Seguridad de Ucrania, o SBU, abrió una investigación criminal en su contra acusándolo de ordenar el uso de armas químicas prohibidas.
Un funcionario del SBU dijo que la agencia estaba detrás del ataque. El funcionario, que habló bajo condición de anonimato porque no estaba autorizado a divulgar la información, describió a Kirillov como un "criminal de guerra y un objetivo completamente legítimo".
El SBU dijo que registró más de 4.800 usos de armas químicas por parte de Rusia en el campo de batalla desde el inicio de la invasión a gran escala en febrero de 2022. En mayo, el Departamento de Estado de Estados Unidos afirmó en un comunicado que había registrado el uso de cloropicrina, un arma química utilizada por primera vez en la Primera Guerra Mundial, contra las tropas ucranianas.
Rusia ha negado el uso de cualquier arma química en Ucrania y, a su vez, ha acusado a Kiev de usar agentes tóxicos en combate.
Kirillov, que ocupaba el cargo desde 2017, fue una de las figuras más destacadas en hacer esas acusaciones. Ofreció numerosas conferencias de prensa para acusar al ejército ucraniano de usar agentes tóxicos y planear ataques con sustancias radiactivas, afirmaciones que Kiev y sus aliados occidentales rechazaron y calificaron de propaganda.
La bomba utilizada en el atentado del martes fue activada a distancia, según la prensa rusa. Las imágenes del lugar mostraron ventanas destrozadas y ladrillos chamuscados.
El funcionario del SBU proporcionó imágenes que, según dijo, correspondían al atentado. Muestran a dos hombres saliendo de un edificio poco antes de que una explosión llene el encuadre.
La principal agencia investigadora estatal de Rusia dijo que está tratando la muerte de Kirillov como un caso de terrorismo, y las autoridades en Moscú prometieron castigar a Ucrania.
Dmitry Medvedev, vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia — que está dirigido por el presidente, Vladímir Putin —, describió el ataque como un intento de Kiev de distraer la atención pública de sus fracasos militares y prometió que sus "altos cargos político-militares enfrentarán un castigo inevitable".
Durante el último año, Rusia ha estado a la ofensiva en la guerra en Ucrania, adentrándose más en la región oriental de Donetsk a pesar de las grandes bajas. Ucrania intentó cambiar la dinámica con una incursión en la región fronteriza rusa de Kursk, pero ha seguido perdiendo espacio lentamente en su propio territorio.
Desde que Rusia invadió Ucrania, varias personalidades han muerto en ataques selectivos que se cree que han sido perpetrados por Ucrania.
Darya Dugina, comentarista en canales de televisión rusos e hija del ideólogo nacionalista vinculado al Kremlin Alexander Dugin, falleció en un atentado con coche bomba en 2022 que los investigadores creían que estaba dirigido a su padre.
Vladlen Tatarsky, un popular bloguero militar, perdió la vida en abril de 2023 cuando una estatuilla que le fue entregada en una fiesta en San Petersburgo explotó. Una mujer rusa, que dijo que entregó la figura por órdenes de un contacto en Ucrania, fue condenada y sentenciada a 27 años de cárcel.
En diciembre de 2023, Illia Kiva, un exlegislador ucraniano prorruso que huyó a Rusia, fue asesinado a tiros cerca de Moscú. La inteligencia militar ucraniana elogió el asesinato, advirtiendo que otros "traidores de Ucrania" compartirían el mismo destino.
El 9 de diciembre, un artefacto explosivo fue colocado debajo de un coche en la ciudad ucraniana de Donetsk, ocupada por Rusia, mató a Sergei Yevsyukov, el jefe de la prisión de Olenivka, donde murieron docenas de prisioneros de guerra ucranianos en un ataque con misiles en julio de 2022. Otra persona resultó herida en la explosión. Las autoridades rusas dijeron que detuvieron a un sospechoso en el ataque.