¿Destruir o exhibir? El dilema de Uruguay por el águila del Graf Spee

MONTEVIDEO, Uruguay  (EFE).- Un águila de bronce con una esvástica entre sus garras dormita en una dependencia militar uruguaya. Este símbolo del Admiral Graf Spee, uno de los acorazados más temibles de la Armada nazi espera ser subastado para, después, ser destruido o exhibido en algún lugar para recordar los horrores del Holocausto. 

Después de más de 16 años transcurridos desde que esa pieza volvió a ver la luz del día, dos fallos judiciales que obligan al Estado uruguayo a aceptar una subasta, el paso de tres Gobiernos de izquierda y uno de centroderecha, la espera del empresario que rescató el águila del agua y que busca una solución... ¿Cuál es el mejor camino? 

LA REPRESENTACIÓN DEL MAL 

El águila formaba parte del mascarón de proa del imponente navío alemán que era orgullo del ejército nazi... hasta que en diciembre de 1939 se vio inmerso en la única pugna de la Segunda Guerra Mundial en Suramérica, la mal llamada batalla del Río de la Plata, pues transcurrió en aguas oceánicas. 

El Graf Spee terminó refugiado en el puerto de Montevideo tras el enfrentamiento con los navíos británicos Exeter, Ajax y Achilles y allí su capitán, Hans Langsdorff, lo hundió ante la posibilidad de caer preso. 

Durante décadas, el águila permaneció en las profundidades del Río de la Plata hasta que, en 2006, una expedición uruguaya la rescató intacta. 

El porte, el tamaño y una herida de bala en su pecho llaman la atención aunque, sin dudas, lo que atrapa la mirada es la enorme esvástica donde posa sus garras. 

"Ese símbolo realmente es la absoluta y total personificación del mal, en su peor expresión", dice a Efe el miembro de la directiva del Centro Recordatorio del Holocausto de Uruguay e integrante de la Confraternidad Judeo-Cristiana, Rafael Winter.  

TRIBUTO A LA ROSA BLANCA 

El empresario Alfredo Etchegaray, uno de los responsables del rescate, sabe que está en la etapa final de su búsqueda por darle un destino y recuperar el dinero que invirtió. Si bien es consciente de los miedos generados por un símbolo como este, asegura que solo la venderá a quienes no la utilicen para exaltación del nazismo. 

"Todos estamos de acuerdo en que el destino tiene que ser académico, tiene que haber una seguridad total de que no haya ningún riesgo en que tenga un destino de culto. Queremos una metamorfosis y un mensaje de iluminación, paz, esperanza y vida", enfatiza. 

Recientemente un empresario argentino, Daniel Sielecky, hizo unas polémicas declaraciones en el diario uruguayo Correo de Punta del Este, al afirmar que compraría el águila para hacerlo volar "en mil pedazos". 

"Cada trozo que resulte de la explosión será pulverizado”, agregó. 

 Hacer polvo toda la pieza, destruir solo la cruz gamada, llevar réplicas a museos del Holocausto y dejar la original en Uruguay, tapar la esvástica con una pantalla que muestre imágenes de las consecuencias del nazismo... Las opciones son variadas para un destino que se mantiene incierto y para el que no hay una fecha fija. 

La opción que más atrae a Etchegaray es hacer un "tributo a la Rosa Blanca", grupo cristiano de estudiantes que se rebeló contra el régimen nazi y fue ejecutado.  

Y, explica, ha ofrecido al Ejecutivo uruguayo las dos opciones, es decir, "cumplir con el fallo judicial que obliga a la subasta pública o el llamado a interesados del mundo sin condiciones o buscar alternativas, siempre de común acuerdo". 

Aunque el empresario reitera que es imposible que el águila termine en manos de fanáticos, fuentes del Ministerio de Defensa Nacional -encargado de su custodia- dicen a Efe que continúa analizándose jurídicamente la decisión de la Justicia y "seguramente" se va a recurrir. 

"Queda todavía un camino largo por recorrer. La posición del gobierno es garantizar por todos los medios que, de ninguna forma, pueda derivar en algún tipo de culto nazi", sostienen desde la cartera. 

CUESTIÓN DE SENSIBILIDAD 

El historiador y coordinador del Museo de la Shoá de Uruguay, Andrés Serralta, dice a Efe que, aunque entiende a las personas que quieren destruir el águila por ser "muy simbólico", tiene un final "muy acotado en el tiempo".  

"La presencia del objeto utilizado para la educación permite que se convierta en un elemento de combate al nazismo o al totalitarismo en general; desde ese punto de vista es mucho más aprovechable que el objeto pueda ser donado y quede en custodia de una institución educativa", asegura. 

En su opinión, sería "muy positivo" ver este objeto en el Museo de la Shoá y educar a partir de él. 

Por contra, Winter considera que, aunque entiende esa posición, el historiador, por no ser judío, no puede comprender que eso "sería una total profanación a la memoria de 6 millones de judíos". 

"Un símbolo tan horrible como la esvástica puede ser llevado a algún lugar como museo y, en el caso que así fuera, que las personas que expliquen sobre ese símbolo realmente lo hagan tal como era, la absoluta y total personificación del mal, en su peor expresión", subraya. 

De momento, el águila sigue encerrada en la Fortaleza del Cerro, sin que las autoridades permitan acceder a ella. Mientras tanto, permanece vivo el dilema sobre destruir o exhibir esta pieza tan histórica como cargada de dolor y muerte.