El miedo que se cosecha en EU

Jornaleros en California viven bajo la constante amenaza de las redadas migratorias

Bakersfield, Cal.- Alejandra se levanta todos los días en la madrugada para salir al campo y enfrentar una jornada marcada no solo por el desgaste físico, sino también por el miedo que se ha instalado desde que comenzaron las redadas migratorias en California, el corazón agrícola de EU, y que ya cobraron la vida de un mexicano.

“La verdad que si no tuviera a mi hijo, a lo mejor ya me hubiera auto deportado, pero él pertenece aquí”, dice a EFE Alejandra.

A la mujer de 39 años nacida en el estado de Michoacán el narcotráfico le mató a sus dos hermanos y el temor a las repercusiones la empujaron a dejar el país, pero ahora su miedo es otro: ser detenida y deportada en medio de su jornada laboral.

Desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, las redadas migratorias se han intensificado en el campo de California, el estado que produce más de un tercio de las frutas y verduras del país.

El operativo más reciente, y también el más violento, ocurrió la semana pasada en una granja de cannabis, tomates y pepinos en el condado de Ventura, donde 361 inmigrantes indocumentados fueron arrestados y un hombre murió después de intentar huir.

“Trabajamos con calor, en invierno con frío y si llueve con lluvia, porque aun así nos tienen trabajando”, explica la mexicana,  que cuando le toca recoger zanahoria llega a pasar su jornada de ocho o nueve horas de rodillas, porque esa verdura se recoge así.

Aproximadamente un millón de personas trabajan en el campo en Estados Unidos, y cerca del 40 % de ellas no cuenta con un estatus migratorio regular.

Aunque aún no se conoce con precisión el impacto económico de estos operativos, el sector agrícola comienza a resentir la falta de mano de obra por el temor entre los trabajadores, quienes por días dejan de asistir al trabajo tras la presencia de agentes federales en el campo.

Por el momento, para quienes trabajan la tierra bajo el inclemente sol, como Javier y Alejandra, el miedo ya no es una excepción: es parte de la rutina. 

Javier, quien pidió no revelar su nombre real por seguridad, uno de los mayordomos encargados de velar por el bienestar de los jornaleros en una granja de verduras ubicada en Tehachapi, en el condado de Kern, cuenta a EFE que ha notado una caída en la asistencia de trabajadores, desde el inicio de las redadas migratorias. 

“Ha sido una temporada muy difícil para cosechar”, cuenta un preocupado mayordomo.