El papa se reunió con Abdullak Kurdu, padre del pequeño que al aparecer tendido ahogado en una playa turca se convirtió en el símbolo del drama de los refugiados, tras la misa que celebró en Erbil en el estadio Franso Hiriri durante su visita a Irak.
El papa se entretuvo un buen rato con él y pudo escuchar las palabras de dolor de este padre que perdió además de Alan a su otro hijo de cinco años y a su esposa, informó el Vaticano.
Francisco expresó su participación en su sufrimiento, y Kurdi, que vive actualmente en Erbil, se mostró muy agradecido por las palabras del papa "y su cercanía también a todos los migrantes que buscan comprensión, paz y seguridad dejando su país arriesgando la vida".
El padre de Alan Kurdi regaló al pontífice un cuadro con la trágica foto del niño ahogado en las costas del mar Egeo.
La familia Kurdi procede de Kobani, en el norte de Siria, y estaba escapando de esa ciudad, sitiada durante meses por el grupo yihadista Estado Islámico, en un intento de llegar a Europa para después emigrar a Canadá.
Aylan, su hermano y su madre se encontraban entre los doce sirios que murieron ahogados después de partir de la ciudad turística turca de Bodrum.