NUEVA DELHI (AP) — Las elecciones nacionales de la India, de seis semanas de duración, llegaron a su fin el sábado cuando los últimos de los cientos de millones de votantes acudieron a las urnas para una contienda considerada por muchos como un referéndum de la década en el poder del primer ministro nacionalista hindú Narendra Modi.
En las agotadoras elecciones, compuestas por múltiples fases, los candidatos cruzaron el país, los encuestadores llegaron a poblados remotos, y los votantes se formaron durante horas bajo el calor abrasador. Ahora, lo único que queda es aguardar los resultados, que serán anunciados el martes, de acuerdo con lo previsto.
Los comicios son vistos como unos de los más importantes en la historia del país: Si Modi gana, será el segundo mandatario en ser reelegido para un tercer mandato después de Jawaharlal Nehru, el primer ministro inicial.
La mayoría de las encuestas sitúan a Modi y al partido que pertenece, el Bharatiya Janata, por delante de la amplia alianza opositora, liderada por el partido Congreso Nacional Indio. El conteo se realizará el martes y se tiene previsto que los resultados se den a conocer al final del día.
La campaña de Modi comenzó con un mensaje de progreso económico. Se comprometió a mejorar la situación de los más pobres y a convertir a India en una nación desarrollada para 2047. Pero en las últimas semanas ha intensificado su polarizadora retórica con discursos incendiarios contra la minoría musulmana del país, que representa el 14% de sus 1.400 millones de habitantes.
El jueves, tras finalizar la campaña electoral, Modi fue a meditar a un santuario en honor de un famoso santo hindú, en un acto que fue transmitido por la televisión nacional. El opositor Partido Congreso Nacional Indio señaló que el acto había sido un ardid político y dijo que violaba las leyes electorales debido a que el periodo de campaña ya había terminado.
Cuando comenzaron las elecciones en abril, se tenía previsto que el primer ministro y el partido BJP saliesen elegidos para otro mandato.
Desde su llegada al poder en 2014, Modi goza de una inmensa popularidad. Sus partidarios lo ven como un líder fuerte que se ha hecho a sí mismo y que ha mejorado la posición de India en la escena internacional, y atribuyen a sus políticas proempresariales que el país se haya convertido en la quinta economía más grande del mundo.
Al mismo tiempo, su gobierno ha sido testigo de descarados ataques y discursos de odio contra las minorías, especialmente los musulmanes. Según sus críticos, la democracia india está en peligro y Modi difumina cada vez más la división entre religión y Estado.
Pero a medida que la campaña avanzaba, su partido enfrentaba la férrea resistencia de la alianza opositora y de su principal rostro, Rahul Gandhi, del Congreso Nacional Indio. Estos han atacado al mandatario por su política nacionalista hindú y esperan beneficiarse del creciente descontento económico.