WASHINGTON (AP) — Los científicos no pueden saber con precisión cuándo está a punto de entrar en erupción un volcán, pero a veces pueden detectar señales reveladoras. Eso ocurrió hace dos años con el volcán activo más grande del mundo.
Unos dos meses antes de que Mauna Loa expulsara ríos de lava, los geólogos detectaron pequeños terremotos cercanos y otras señales, y advirtieron a los residentes de la Gran Isla de Hawái. Ahora, un estudio de la lava del volcán confirma su cronología de cuándo la roca fundida debajo estaba en movimiento.
"Los volcanes son complicados porque no podemos observar directamente lo que está sucediendo en su interior; tenemos que buscar otras señales", dijo Erik Klemetti Gonzalez, un experto en volcanes de la Universidad de Denison, quien no participó en el estudio.
El ascenso del suelo y el aumento de la actividad sísmica cerca del volcán se debieron al ascenso del magma desde niveles inferiores de la corteza terrestre para llenar cámaras debajo del volcán, dijo Kendra Lynn, geóloga investigadora del Observatorio Volcánico Hawaiano y coautora de un nuevo estudio en Nature Communications.
Cuando la presión fue suficientemente alta, el magma rompió la roca superficial y se convirtió en lava, y la erupción comenzó a finales de noviembre de 2022. Más tarde, los investigadores recogieron muestras de roca volcánica para su análisis.
La composición química de ciertos cristales dentro de la lava indicó que, aproximadamente 70 días antes de la erupción, grandes cantidades de roca fundida se habían desplazado desde entre 3 y 5 kilómetros (entre 1,9 y 3 millas) bajo la cumbre hasta un kilómetro (2 millas) o menos debajo, encontró el estudio. Esto coincidió con la cronología que los geólogos habían observado con otras señales.
La última vez que Mauna Loa entró en erupción fue en 1984. La mayoría de los volcanes que los científicos consideran activos en Estados Unidos se encuentran en Hawai, Alaska y la costa oeste.
En todo el mundo, se considera que hay alrededor de 585 volcanes activos.
Los científicos no pueden predecir las erupciones, pero pueden hacer un "pronóstico", dijo Ben Andrews, quien dirige el programa global de volcanes en la Institución Smithsonian y que no participó en el estudio.
Andrews comparó los pronósticos de volcanes con los pronósticos meteorológicos: "probabilidades" informadas de que ocurra un evento. Y mejores datos sobre el comportamiento pasado de volcanes específicos pueden ayudar a los investigadores a afinar los pronósticos de actividad futura, dicen los expertos.
"Podemos buscar patrones similares en el futuro y esperar que haya una mayor probabilidad de condiciones para que ocurra una erupción", dijo Klemetti Gonzalez.