Puerto Príncipe, Haití.- Con el rostro cubierto para ocultar sus identidades, miles de personas marcharon el lunes por la capital haitiana para exigir protección ante la violencia de las pandillas que saquean los barrios de la capital, Puerto Príncipe, y otros puntos de Haití.
La vida cotidiana en los haitianos se ha visto alterada por la incesante violencia de las pandillas, lo que ha empeorado la pobreza en todo el país mientras espera de una decisión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas sobre el posible despliegue de una fuerza armada internacional.
"¡Queremos seguridad!", coreó la multitud durante su marcha de más de dos horas desde la conflictiva comunidad de Carrefour-Feuilles hasta Champ de Mars, en el centro de la ciudad, y luego a la residencia oficial del primer ministro, donde la policía disolvió la protesta con gas lacrimógeno.
"No puedo trabajar, no puedo salir. Me siento como prisionera en mi propia casa", señaló Wilene Joseph, una vendedora ambulante y madre de dos hijos que se unió a la marcha por frustración.
"Me preocupa que le disparen a mis hijos porque las balas vuelan incesantemente en todas direcciones", dijo Joseph sobre sus hijos, de 5 y 7 años. "La situación es inaceptable".
De acuerdo con expertos, desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse en 2021 las pandillas han tomado el control de hasta el 80% de Puerto Príncipe, matando, violando y sembrando el terror en comunidades que de antemano sufrían de una pobreza endémica.
De enero a marzo, más de 1.600 personas han sido asesinadas, heridas o secuestradas, un aumento de casi el 30% en comparación con los últimos tres meses de 2022, según el informe más reciente de la ONU.
El lunes, la UNICEF reportó un "aumento alarmante" en los secuestros, con alrededor de 300 casos confirmados en lo que va del año, casi igualando el número reportado para todo el año pasado y casi tres veces el total de 2021.
La situación general en Haití es catastrófica. Hoy en día, se estima que 5.2 millones de personas, o cerca de la mitad de toda la población, necesitan asistencia humanitaria, incluidos casi tres millones de niños.
Además de que los niños y las mujeres son sacados de las calles y expuestos a un profundo trauma.