JERUSALÉN (AP) — Los aliados occidentales de Israel condenaron los comentarios del ultraderechista ministro de Finanzas israelí, quien insinuó que provocar la hambruna entre la población de Gaza de más de dos millones de personas "podría ser justo y moral" hasta que los rehenes capturados en el ataque de Hamás del 7 de octubre en el sur de Israel vuelvan a casa.
El ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, dijo el lunes en un discurso que Israel no tiene más opción que enviar ayuda humanitaria a Gaza.
"En la realidad global de hoy, no es posible manejar una guerra —nadie nos permitirá privar de alimentos a dos millones de personas, aunque esto podría ser justo y moral hasta que ellos devuelvan a los rehenes", indicó en una conferencia de apoyo a los asentamientos judíos.
Smotrich, un miembro clave de la coalición gobernante del primer ministro Benjamin Netanyahu, apoya la reocupación de Gaza, la reconstrucción de los asentamientos judíos retirados en 2005 y lo que describe como la migración voluntaria de grandes cantidades de palestinos fuera del territorio.
La Unión Europea condenó el miércoles sus comentarios, subrayando que "la privación deliberada de alimentos a los civiles es un crimen de guerra".
El jefe de política exterior del bloque, Josep Borrell, calificó a los comentarios como "más que ignominiosos" y señaló que "esto demuestra, una vez más, su desprecio por el derecho internacional y por los principios básicos de humanidad".
David Lammy, el nuevo secretario de Relaciones Exteriores británico, dijo que "no puede haber justificación para los comentarios del ministro Smotrich".
"Esperamos que el gobierno israelí en general se retracte y los censure", escribió en la red social X.
El embajador alemán ante Israel, Steffen Siebert, dijo que los comentarios fueron "inaceptables y atroces".
"Uno de los principios del derecho internacional y de la humanidad es proteger a los civiles en una guerra y darles acceso a agua y alimentos", escribió en X.
La guerra en curso, desencadenada por el ataque de Hamás, ha hundido a Gaza en una catástrofe humanitaria. La gran mayoría de su población ha sido desplazada dentro del territorio bloqueado, con frecuencia en varias ocasiones, y cientos de miles de personas están hacinadas en miserables campamentos de carpas. La principal autoridad internacional sobre la gravedad de las crisis de hambruna, la Clasificación Integrada de las Fases de la Seguridad Alimentaria, advirtió en junio que Gaza enfrentaba un "alto riesgo" de hambruna.
Las organizaciones de asistencia aseveran que los esfuerzos para enviar comida y demás ayuda han sido obstaculizados por las restricciones de Israel, por los combates en curso y por el colapso del orden público. Israel afirma que permite la entrada de ayuda humanitaria ilimitada y culpa a los organismos de la ONU de no entregarla a tiempo.
Milicianos encabezados por Hamás asesinaron a cerca de 1.200 personas en el ataque sorpresivo en el interior de Israel que desencadenó la guerra, y tomaron a cerca de 250 rehenes. Unos 110 de ellos aún permanecen en Gaza, aunque Israel piensa que alrededor de un tercio de ellos han muerto. La mayoría de los demás fueron liberados durante un cese al fuego de una semana en noviembre.
La ofensiva en curso de Israel ha provocado la muerte de cerca de 40.000 palestinos, según el Ministerio de Salud de Gaza, y ha provocado una devastación generalizada.