Damasco, Siria.- Una “nueva Siria” para todos, libre y plena de “dignidad, tolerancia y reconciliación” surgió este viernes -al menos en el discurso político- en la antigua y sagrada mezquita de los Omeyas de Damasco, donde miles de personas escucharon el primer sermón, conciliador y moderado, tras la caída del régimen de Bashar al Asad.
El encargado de poner palabras al acto fue el primer ministro interino, Mohamed Al Bashir, que desde la tribuna en una abarrotada mezquita -uno de los lugares más prestigioso del Islam-, pidió a sus conciudadanos ayudar en la construcción del nuevo Estado sirio, que será una responsabilidad de “todos”.
“Población de la Siria libre, la victoria es una gran responsabilidad y es una responsabilidad para todos nosotros. La construcción del Estado es una responsabilidad de todos nosotros”, sentenció Al Bashir ante un público heterogéneo de mujeres, ancianos, jóvenes “muyahidines” armados hasta los dientes, periodistas extranjeros y damascenos conscientes de estar participando en un evento de tinte histórico.
“El camino hacia la reconstrucción de Siria, país de la civilización, la dignidad y la libertad, y hacia el futuro solo puede hacerse a través de la tolerancia y la reconciliación”, afirmó Al Bashir, en su primer discurso público desde que asumió hace tres días.
Convivencia
en la mezquita
En el patio de la milenaria mezquita convivieron en la práctica esos buenos deseos antes del sermón, donde pudo verse una mezcla de personajes impensable hace tan solo 15 días: “muyahidines” fuertemente armados, de piel curtida y largas barbas posaban y prestaban sus fusiles a niños y sus familias para tomarse fotos; periodistas extranjeros, turcos en su mayoría, preguntando libremente, y ordinarios ciudadanos y ancianas.
Ahmed Gazal, recitador del Corán de la mezquita dijo a EFE que el sermón de este viernes era “una gran alegría para el pueblo y una victoria para la nación”.
Siguiendo lo dicho por Al Bashir, Gazal añadió que lo que se espera ahora es que ya haya, “ojalá, unidad y hermandad entre el pueblo sirio”.
“La unión es la fuerza, no hay duda. Ojalá toda Siria esté unida y reconstruyamos el país de una vez”, dijo a la salida del sermón Fayza Mohamed Qader, una anciana que acudió a la mezquita con su nieta, hija y yerno, evidentemente felices de asistir a este momento y dichosos de poder hablar “con tantos extranjeros”.