WASHINGTON (AP) — El presidente estadounidense Joe Biden comenzó su visita de seis días a Perú y Brasil el jueves para las últimas cumbres internacionales importantes de su presidencia, mientras los gobernantes mundiales centran su atención en lo que significa el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca para sus países.
La visita a la cumbre de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC, por sus siglas en inglés) en Perú, y las paradas en la selva amazónica y en la cumbre de líderes del Grupo de los 20 en Brasil, ofrecen a Biden una de sus últimas oportunidades como presidente para reunirse con jefes de Estado con los que ha trabajado a lo largo de los años.
Pero los ojos de los gobernantes mundiales están firmemente fijados en Trump.
Ya están inundando el teléfono de Trump con conversaciones de felicitación. Al menos un mandatario, el presidente surcoreano Yoon Suk Yeol, está desempolvando sus palos de golf por si se presenta la oportunidad de estrechar lazos con Trump, al que le encanta el golf.
Funcionarios de la Casa Blanca insisten en que las visitas de Biden serán sustanciales, con conversaciones sobre temas climáticos, infraestructura global, combate al narcotráfico y reuniones individuales con líderes globales, incluido el presidente chino Xi Jinping, y una reunión conjunta con Yoon de Corea del Sur y el primer ministro japonés Shigeru Ishiba.
En la reunión con Yoon e Ishiba se procurará consolidar el progreso logrado desde su reunión inicial el año pasado, dijo Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, en declaraciones a periodistas en el Air Force One. Eso incluye el fortalecimiento de la cooperación en seguridad y economía en medio de relaciones cada vez más tensas con China y Corea del Norte.
Será también una oportunidad para hablar sobre el envío de soldados norcoreanos a Rusia para ayudar en la guerra en Ucrania, agregó Sullivan.
Sullivan dice que el gobierno de Biden está trabajando para asegurar que la reunión tripartita sea "una característica perdurable de la política estadounidense". Espera que continúe bajo Trump, e hizo notar el apoyo bipartidista del que goza, pero reconoció que depende del equipo del presidente entrante.
El viaje de Biden a Sudamérica se lleva a cabo un día después de que se reuniera con Trump en la Casa Blanca. En esa amplia conversación entre el mandatario demócrata y el presidente electo republicano se tocaron los conflictos en Gaza, Líbano y Ucrania.
"Quería —le pedí— sus opiniones, y él me las dio", dijo Trump al New York Post después de su conversación con Biden.
Sullivan indicó que los funcionarios de la Casa Blanca también le están dejando claro al equipo de Trump que la delicada relación entre Estados Unidos y China es la "prioridad máxima para el gobierno entrante".
Subrayó los riesgos si la estabilidad se ve perturbada en el estrecho de Taiwán: "eso sería catastrófico para todos los involucrados: para Taiwán, para Beijing, para nosotros, para el mundo", dijo. "Debido al tamaño del riesgo, incluso si no es tan probable, es algo que tiene que estar hasta arriba de la agenda".
Beijing dice que Taiwán forma parte de su territorio y está decidido a anexárselo, por la fuerza si es necesario. Estados Unidos es el mayor aliado no oficial de Taiwán y está obligado por ley a proporcionarle a la isla los medios para defenderse.
Trump ha nominado a funcionarios conocidos por su actitud belicista hacia China para ocupar puestos clave: el senador de Florida Marco Rubio para secretario de Estado, y Mike Waltz, representante de Florida, para ser su asesor de seguridad nacional.
La Casa Blanca había estado trabajando durante meses para organizar la reunión con Xi, cuyo país es el mayor competidor económico y de seguridad que tiene Estados Unidos.
Para Xi, lo más importante será la promesa de campaña de Trump de imponer aranceles del 60% a las importaciones chinas. Funcionarios de la Casa Blanca evitaron comentar en detalle cómo abordará Biden las conversaciones con Xi y otros líderes mundiales sobre Trump.
Esos funcionarios dicen que Biden también utilizará las cumbres para presionar a los aliados con el fin de que mantengan el apoyo a Ucrania mientras ese país trata de repeler la invasión rusa, y que no pierdan de vista el lograr encontrar un fin a las guerras en Líbano y Gaza. Esto incluye traer a casa a los rehenes retenidos por el grupo político-paramilitar Hamás durante más de 13 meses.
Entre una cumbre y otra, Biden acudirá a la selva amazónica, la primera visita de este tipo por parte de un presidente de Estados Unidos en funciones.
James Bosworth, fundador de la consultoría política Hxagon —enfocada en América Latina—, dijo que Biden utilizará uno de sus últimos grandes momentos bajo los reflectores a nivel internacional "para asegurarle al mundo que las transiciones de poder son normales para las democracias".
"Biden recibirá aplausos y elogios públicos, incluso mientras los líderes mundiales aguardan nerviosos la transición", declaró Bosworth.
La reunión de Biden con Xi probablemente será el momento más trascendental durante el tiempo que pase el presidente estadounidense en Sudamérica.
Biden ha tratado de mantener una relación estable con Xi incluso mientras el gobierno de Estados Unidos ha expresado repetidamente preocupaciones sobre lo que considera son acciones malignas por parte de Beijing.
Funcionarios de inteligencia de Washington han evaluado que China ha aumentado las ventas a Rusia de herramientas mecanizadas, microelectrónica y otra tecnología que Moscú está utilizando para producir misiles, tanques, aviones y otras armas con el fin de utilizarlas contra Ucrania. El gobierno de Biden impuso sanciones el mes pasado a dos empresas chinas acusadas de ayudar directamente a Rusia a construir drones de ataque de largo alcance.
Las tensiones se intensificaron el año pasado después de que Biden ordenara derribar un globo espía chino que atravesó Estados Unidos. Y su gobierno ha criticado la agresividad militar china hacia Japón, Filipinas y Taiwán.
Durante la campaña, Trump habló de su conexión personal con Xi, que comenzó bien durante el primer mandato del republicano antes de tensarse por disputas sobre comercio y los orígenes del COVID-19.
En un mensaje de felicitación a Trump, Xi pidió que Estados Unidos y China gestionen sus diferencias y se lleven bien en una nueva era, según medios estatales chinos.
Biden se encuentra en una posición algo similar a la del entonces presidente Barack Obama cuando viajó a Perú en 2016 para la reunión anual de líderes de la APEC, poco después de la primera victoria de Trump en la Casa Blanca.
Los gobernantes mundiales bombardearon a Obama con preguntas sobre qué significaría la victoria de Trump.
"Su mensaje fue que había que aguardar y ver... porque no conocíamos a Donald Trump", dijo Victor Cha, un funcionario del Consejo de Seguridad Nacional en el gobierno del presidente George W. Bush. "Ahora estamos en una situación muy diferente, en la que sí sabemos cómo fue el primer gobierno de Trump".