JARTUM (EFE).- Los sudaneses recibieron hoy con alivio el compromiso del Ejército y el poderoso grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) para una tregua de 24 horas, pero el armisticio fue violado pocos minutos después de que entrara en vigor, tirando por los suelos las esperanzas de una población que sufre las consecuencias de cuatro días consecutivos de intensos combates.
Testigos presenciales dijeron a EFE que la zona del palacio presidencial y la comandancia general del Ejército sudanés, en el centro de Jartum, fueron escenario de explosiones y disparos justo después de la entrada en vigor de la tregua, que fue propuesta por Estados Unidos y aceptada por ambas partes.
Hasta el momento, cuatro días de enfrentamientos han dejado al menos 270 civiles muertos y más de 2,000 heridos, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), que anunció hoy un recuento de víctimas en base a los datos proporcionados al centro de operaciones de emergencia del Ministerio de Salud sudanés.
SIN TREGUA
El Ejército y las FAR respondieron positivamente a la propuesta lanzada hoy por el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, que pidió un alto al fuego de 24 horas que permita a los civiles "regresar con sus familias de forma segura y obtener los suministros de emergencia que necesitan desesperadamente".
Este armisticio, que debió comenzar a las 18.00 hora local (16.00 GMT), fue el primero de 24 horas acordado entre el Ejército y las FAR.
Sin embargo, los bombardeos y los disparos han continuado azotando a ritmo infernal la capital y otras ciudades del país, mientras que los bandos enfrentados no han tardado en acusarse de violar ese acuerdo.
"Las Fuerzas Armadas todavía insisten en cometer los más abominables crímenes contra los civiles infringiendo la Ley internacional humanitaria y los reglamentos de combate, violando la tregua pactada por mediación internacional", indicaron las FAR en un comunicado publicado en su cuenta oficial de Twitter.
El Ejército, por su parte, dijo que se comprometió con el pacto, pero "las milicias de la rebelión no se adhirieron a la tregua y no pararon sus ataques contra los alrededores de la sede de las Fuerzas Armadas y el aeropuerto internacional de Jartum".
Los uniformados ya advirtieron antes del inicio de la tregua de que las FAR iban a aprovechar el cese de hostilidades para replegarse y ganar terreno, así como continuar perpetrando ataques.
UN REVÉS A LAS ESPERANZAS DE LA POBLACIÓN
El segundo y el tercer día de combates, en cambio, tanto el Ejército como las FAR se comprometieron con una "pausa humanitaria" de unas tres horas durante la tarde, aunque Naciones Unidas -que propuso el pacto- lamentó que el armisticio no fue completamente respetado.
Ese breve cese de los enfrentamientos permitió la apertura de corredores humanitarios para que miles de sudaneses que permanecían atrapados en escuelas, universidades, hospitales u oficinas pudieran salir, así como ir en busca de suministros y comida, ante la acuciante escasez de alimentos provocada por el conflicto.
Residentes de Jartum consultados por EFE indicaron que las tiendas de los principales barrios en el fuego cruzado están completamente cerradas, ya sea porque es demasiado peligroso quedarse dentro del establecimiento o porque se han agotado todos los productos.
Los sudaneses tenían la esperanza de que durante el cese de hostilidades previsto para hoy los supermercados pudieran reabastecerse, pero el Ejército y las FAR no han dado tregua a su población.
Según organizaciones internacionales, 12 millones de sudaneses -el 40 % de los cuales son niños menores de 15 años- están en riesgo de inseguridad alimentaria.
Asimismo, hoy Médicos sin Fronteras denunció que sus instalaciones en Darfur, en el oeste de Sudán y escenario de cruentos combates, fueron saqueadas por hombres armados, que "lo robaron todo", incluido equipo médico de uno de sus almacenes en esta conflictiva región.
La ONU, por su parte, ya ha advertido en los últimos días que varias instalaciones de sus agencias en Darfur han sido saqueadas, quemadas y destruidas durante los choques, lo que supone una "grave transgresión".
Sudán está inmerso en un conflicto que está llegando al punto de no retorno para más sufrimiento de la población, que lleva décadas pagando las consecuencias de guerras y disturbios sin descanso.
A principios de este año, un tercio de los sudaneses -unos 16 millones de personas- necesitaban ayuda humanitaria, de los que casi 3.7 millones eran desplazados internos, según Naciones Unidas.