RÍO DE JANEIRO (AP) — El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, buscó proyectar unidad nacional el jueves durante los eventos del Día de la Independencia que incluyeron un desfile militar en la capital, apenas ocho meses después de que partidarios de su predecesor intentaran un levantamiento en su contra.
Bajo el lema "Democracia, Soberanía y Unidad", las conmemoraciones contrastaron con las celebraciones durante el gobierno del expresidente Jair Bolsonaro, quien utilizó tales eventos para impulsar su campaña de reelección y criticar al Supremo Tribunal Federal, amenazando con hundir al país en una crisis constitucional.
La administración de Lula trató de mostrar un frente unido con el ejército, dicen analistas políticos, mientras la nación se recupera de los disturbios del 8 de enero, cuando partidarios de Bolsonaro saquearon las sedes del máximo tribunal y del Congreso, y pidieron una intervención militar para mantener a su líder en el poder.
Durante una ceremonia en la capital, Brasilia, Lula apareció junto a Rosa Weber, presidenta del Supremo Tribunal Federal, y el líder del Senado, Rodrigo Pacheco. Las multitudes en Brasilia, Sao Paulo y Río de Janeiro fueron menores que en los últimos años bajo la administración de Bolsonaro, cuando miles de personas se presentaban vestidas de amarillo y verde, los colores de la bandera brasileña.
En su página de inicio el jueves, el periódico O Globo dijo que los acontecimientos de este año marcaron "un regreso a la normalidad".
En un discurso grabado y transmitido el miércoles, Lula convocó a brasileños de diferentes religiones, equipos de fútbol y tendencias políticas a celebrar juntos el 201er aniversario de la Independencia de Brasil. "Mañana no habrá odio ni miedo, sino unión", afirmó el presidente izquierdista.
"El gobierno anterior intentó apropiarse de estas celebraciones, de las fuerzas armadas, para fines personales", dijo Carolina Botelho, politóloga del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Sao Paulo. "El mensaje no es sólo unificar, sino rescatar un Estado institución para la sociedad".
Durante sus cuatro años en el cargo (2019-2022) Bolsonaro, excapitán del ejército, colmó su administración de oficiales militares y buscó repetidamente su apoyo, incluso para sembrar dudas sobre la confiabilidad del sistema de votación electrónica del país.