Mototaxis en Uganda: Una mirada profunda

Impacto de los mototaxis en la movilidad de Kampala

KAMPALA, Uganda (AP) — Los hombres jóvenes, montados sobre sus motocicletas, parecían aletargados en el calor matutino. Pero al avistar un potencial pasajero, se levantaron, encendieron sus máquinas e hicieron carrera para atajar al cliente.

Para decenas de miles de hombres en Kampala, la capital de Uganda, esa es la manera en que se ganan la vida. Para otros, las motocicletas que van a toda prisa encarnan el caos de la ciudad como medio de transporte esencial aunque peligroso.

Los mototaxis, llamados localmente boda-bodas, son omnipresentes en otras capitales africanas, como Nairobi y Kigali. Pero en ninguna otra parte han aumentado tanto como en Kampala, una ciudad de 3 millones de habitantes que no tiene un sistema de transporte público y donde cunde el desempleo.

Unos 350.000 boda-bodas operan en Kampala, conducidos por hombres que vienen de todas partes de Uganda y no consiguen otras fuentes de empleo.

"Hacemos esto porque no tenemos qué más hacer", dijo uno de los choferes, Zubairi Idi Nyakuni. "Todos aquí, y otras personas también, tenemos nuestros títulos universitarios, hasta títulos de maestría, pero simplemente estamos aquí, no tenemos qué más hacer".

Los choferes, que mayormente trabajan sin regulación alguna, han resistido intentos recientes de expulsarlos de las calles estrechas del distrito central comercial de Kampala, frustrando a las autoridades municipales y subrayando el temor del gobierno a enfurecer a una multitud de hombres desempleados.

"Tenemos que apreciar de dónde viene el boda-boda, cómo creció todo este fenómeno", dice Charles M. Mpagi, vocero de Tugende, una compañía basada en Kampala que se especializa en compras de boda-bodas. "Tienes a un gran número de jóvenes que no consiguen empleo ni en el sector público ni en el privado, y no tienen un ingreso que les permita ir a otros campos de trabajo".

Un 76% de los 43 millones de habitantes de Uganda tienen menos de 35 años, según cifras oficiales. Escasean los empleos en una economía en que apenas el 1% de los 22,8 millones de empleados ganan 270 dólares o más al mes, según cifras del banco central difundidas poco tiempo atrás.

La tasa de desempleo en Uganda — la proporción de personas desempleadas de toda la fuerza laboral — aumentó de 9% en el 2019 a 12% en el 2021, según el sondeo más reciente de la Oficina de Estadísticas de Uganda. El desempleo entre las personas de entre 18 y 30 años es aun más alto, de 17%. Para los jóvenes en zonas urbanas, fue de 19%.

El presidente Yoweri Museveni, un autoritario que ha estado en el poder desde 1986, desde hace tiempo respalda a los choferes de los boda-boda al considerarlos base de apoyo político. En sus mítines políticos las motos hacen sonar sus bocinas, capaces de paralizar vecindarios enteros.

Las motocicletas surgieron como medio de transporte por primera vez en la frontera entre Uganda y Kenia durante la inestabilidad política de los años 70. El término "boda-boda" al parecer se deriva de los choferes que gritaban "border, border" ("a la frontera, a la frontera" en inglés) a clientes potenciales.

En ese entonces, eran también un medio para transportar a contrabandistas y sus mercancías.

Ahora están por todas partes en Uganda, llevando a niños a la escuela, a trabajadores a sus oficinas, a los enfermos a los hospitales e incluso a los muertos a sus tumbas.

Cuando el ministro de transporte de Uganda fue herido por hombres armados que mataron a su hija en el 2021, un chofer boda-boda fue el que lo llevó al hospital. Pero los atacantes también iban en motos, y huyeron.

Los reportes anuales de la policía citan a los mototaxis como facilitadores de la delincuencia violencia, y el número de accidentes fatales vinculados a los mototaxis en Uganda aumentó de 621 en el 2014 a 1.404 en el 2021, según el Ministerio de Obras y Transporte.

"Hemos estado luchando con estas motocicletas", dijo Winstone Katushabe, comisionado del gobierno a cargo de regulaciones de transporte. "No es una buena situación".

Se ha arraigado en los choferes la cultura de desobedecer las normas viales, dijo el ministro, añadiendo que establecer paradas oficiales de mototaxis en Kampala ayudaría a restablecer el orden.

Las normas viales para motocicletas, aprobadas por primera vez en 2004, son difíciles de implementar debido a la abrumadora cantidad de boda-bodas. Los fiscales de tránsito miran impotentes mientras las motos ignoran semáforos y pasan peligrosamente por delante de otros vehículos. Con frecuencia se niegan a arrestar a los choferes debido a que rápidamente vienen a defenderse a entre sí, formando una multitud.

El fenómeno de los boda-bodas ha crecido a medida que el presidente de Uganda se ha mantenido en el poder. En años recientes, tratando de minar el apoyo a los opositores entre los desempleados, Museveni ha regalado boda-bodas a sus partidarios y ha prometido reducir la licencia de 100 dólares para tener una de esas motos.

La tarifa bajará a unos 35 dólares bajo reglas anunciadas hace unos días, según la Junta de Licencias de Transporte. Eso haría aun más fácil ser chofer de boda-bodas.

El otro precio para ser chofer son los 1.500 dólares que cuesta una motocicleta nueva, en muchas ocasiones del modelo Bajaj hecho en la India.

Muchos choferes compran sus boda-bodas con crédito mediante compañías como Tugende. Otros trabajan para empresarios que compran motos al por mayor y las distribuyen entre los conductores, pero las retienen si los choferes no pagan a tiempo.

Los choferes de boba-bodas que no tienen licencias o cascos pueden sufrir la confiscación de sus motos por parte de la policía. Algunos choferes dijeron a la AP que su conducta agresiva en las vías se debe a ese temor de arresto o confiscación.

Innocent Awita, un chofer de boda-boda que abandonó la escuela en el 2008, dijo que hay "demasiada presión" para retener su motocicleta. Tiene que pagarle a su empleador el equivalente de 4 dólares al día, además de mantenerla y pagar por la gasolina. Si se pelea con su empleador, podría quedar desempleado.

Algunos días son mejores que otros, pero Awita dijo que a veces no tiene ingresos para hacer sus pagos diarios.

"Pueden pasar tres días y no gano nada. Pero si tengo un cliente al día siguiente, eso me puede salvar la vida", dijo Awita.