Guerra en Oriente Medio: Tensión entre Israel y Líbano

Bombardeo en Beirut y muerte de comandante de Hezbollah

BEIRUT (AP) — Israel bombardeó el viernes un vecindario densamente poblado de Beirut y causó la muerte de por lo menos 14 personas y heridas a decenas más, informaron autoridades libanesas, en el peor bombardeo contra la capital de Líbano en décadas.

El portavoz del ejército israelí, el contraalmirante Daniel Hagari, dijo que entre los muertos por el ataque contra el distrito de Dahiya, en el sur de Beirut, se encontraba Ibrahim Akil, comandante de la Fuerza Radwan de Hezbollah, así como otros 10 miembros de la guerrilla libanesa.

"Seguiremos persiguiendo a nuestros enemigos con el fin de defender a nuestros ciudadanos, incluso en Dahiya, en Beirut", manifestó el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, quien afirmó que el ataque era parte de "una nueva fase de la guerra".

Varias horas después, Hezbollah confirmó la muerte de Akil. En un comunicado, la milicia libanesa dijo que Akil era "un gran líder yihadista" que se había "sumado a la procesión de sus hermanos, los grandes líderes mártires, tras una vida bendecida llena de yihad, trabajo, heridas, sacrificios, peligros, retos, logros y victorias".

Akil era integrante del cuerpo militar de mayor rango de Hezbollah, el Consejo de la Yihad. Estados Unidos lo sancionó por su presunto involucramiento en el atentado de 1983, en el cual murieron más de 300 personas en la embajada de Estados Unidos en Beirut y en el cuartel del Cuerpo de Infantería de Marina estadounidense.

El ataque se llevó a cabo en un momento en que una nueva agudización del conflicto entre ambos enemigos generó temores de que se extienda la guerra en Oriente Medio.

Horas antes del ataque israelí, Hezbollah bombardeó el norte de Israel con 140 cohetes mientras la región aguardaba la venganza prometida por su líder, Hassan Nasrallah, por la detonación de bíperes y otros dispositivos electrónicos en Líbano.

Las fuerzas militares israelíes no proporcionaron las identidades de los otros comandantes presuntamente muertos en el ataque contra el populoso vecindario, ubicado a unos kilómetros del centro de Beirut.

El Ministerio de Salud de Líbano indicó que al menos 14 personas murieron y 66 resultaron heridas en el ataque, que destruyó completamente el edificio de apartamentos en cuyo sótano se había estado reuniendo Akil con otros militantes. Nueve de los lesionados están graves, añadió el ministerio.

Televisoras locales de Líbano difundieron videos en los que se veía a rescatistas escarbando entre los escombros de un edificio desplomado en el área de Jamous, en el corazón de Dahiya, donde Hezbollah lleva a cabo muchas de sus operaciones políticas y de seguridad.

El ataque del viernes —el más letal de su tipo contra un vecindario de Beirut desde que Israel y Hezbollah libraron una sangrienta guerra de un mes en 2006— se produjo durante la hora pico, cuando la gente se dirigía a casa desde el trabajo y mientras los niños salían de las escuelas.

En el hospital St. Therese de Beirut, cerca del lugar donde ocurrió el bombardeo, gran cantidad de personas acudieron con el fin de donar sangre para los heridos.

"Estamos todos juntos en esta situación, por lo cual es mi obligación", dijo Hussein Harake, que se formó para donar sangre.

En Israel, Gallant prometió que Israel presionaría a Hezbollah "hasta que logremos nuestro objetivo: garantizar el regreso seguro de las comunidades del norte de Israel a sus viviendas".

El ataque ocurrió después de que Hezbollah lanzó uno de sus bombardeos más intensos contra el norte de Israel en casi un año de lucha, dirigidos en gran medida contra sitios militares israelíes. El sistema de defensa antimisiles Domo de Hierro de Israel interceptó la mayoría de los cohetes Katyusha. Los pocos que lograron eludirlo desataron pequeños incendios, pero causaron pocos daños y ninguna baja israelí.

Hezbollah dijo que su última ola de ataques con cohetes era una respuesta a ataques israelíes del pasado contra el sur de Líbano, no una venganza por las explosiones en masa de bíperes y walkie-talkies de esta semana que mataron a por lo menos 37 personas —incluidos dos niños— e hirieron a otras 2.900, ataques que fueron ampliamente atribuidos a Israel.

El gobierno israelí no ha confirmado ni negado estar involucrado en los ataques de esta semana.

Israel y Hezbollah han intercambiado disparos en forma regular desde que Israel lanzó su ofensiva militar en Gaza tras el ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023 contra el sur de Israel. Pero ataques transfronterizos previos han impactado en gran medida áreas del norte de Israel que habían sido evacuadas y partes poco pobladas del sur de Líbano.

La última ocasión en que Israel había atacado Beirut fue en julio, cuando mató a Fouad Shukur, un alto mando de Hezbollah.

"El ataque contra Líbano es para proteger a Israel", declaró Hagari en una conferencia de prensa tras el ataque del viernes, en la que dijo que Shukr y Akil eran los dos funcionarios militares más cercanos a Nasrallah, el líder de Hezbollah.

Hagari también acusó a Akil de planear ataques contra soldados y civiles israelíes que se remontan décadas, incluido un plan que nunca se llevó a cabo para invadir el norte de Israel en forma similar a los ataques de Hamás del 7 de octubre.

Tras el ataque de Israel del viernes, Hezbollah anunció ataques contra el norte de Israel, dos de los cuales dijo estaban dirigidos contra una base de inteligencia desde la que Israel dirigía asesinatos.

Nasrallah se comprometió el jueves a seguir atacando a Israel a pesar del "golpe" que dijo sufrió Hezbollah por el sabotaje de sus dispositivos de comunicación.

"Estamos en un periodo tenso", dijo Hagari a reporteros el viernes. "Estamos preparados en alerta máxima, a la ofensiva y a la defensiva".

En los últimos días, Israel ha enviado una fuerza de combate a su frontera norte, designó como objetivo oficial de la guerra el regreso de decenas de miles de residentes desplazados a sus viviendas en el norte de Israel, y ordenó que los israelíes establecidos cerca de la frontera con Líbano se mantengan cerca de los refugios antibombas. Hezbollah sostiene que sólo suspenderá sus ataques cuando haya un cese del fuego en Gaza.

Hamás —que sigue combatiendo a Israel en Gaza— condenó el ataque israelí contra Beirut, al que describió como un "nuevo crimen" y una "violación a la soberanía libanesa".

Mientras la atención del mundo se enfoca en el incremento de las tensiones entre Israel y Hezbollah, los fallecimientos de palestinos en la asediada Franja de Gaza siguen incrementándose.

Autoridades de salud palestinas reportaron el viernes que 15 personas —incluidos niños— murieron por ataques israelíes contra el hogar de una familia y un grupo de personas en una calle de Ciudad de Gaza. La campaña de Israel en Gaza ya ha matado a más de 41.000 palestinos, según el Ministerio de Salud de Gaza, que no dice cuántos de esa cifra son civiles y cuántos combatientes.