Pélicot, símbolo contra la violencia

La mujer acusa a su esposo de facilitar su violación

París, Fra.- Gisèle Pélicot, la mujer que presuntamente fue drogada por su ahora exesposo durante una década para que pudiera ser violada por decenas de hombres mientras estaba inconsciente, está convirtiéndose en un símbolo de la lucha contra la violencia sexual en Francia.

Unas 700 personas se reunieron en la Plaza de la República en París para apoyar a la mujer, de 71 años, y a todas las víctimas de violación de Francia. Algunas de ellas llevaban letreros donde elogian a Pélicot por hablar claramente sobre su terrible calvario y confirmar a otras víctimas de violencia sexual que no están solas. “Víctimas, les creemos. Violadores, los vemos”, decía una pancarta.

Desde el inicio de su extraordinario juicio el 2 de septiembre pasado, en el que Pélicot encarará a 51 de sus presuntos violadores, ha sido elogiada por su valor y serenidad.

En primer lugar, ella decidió que el juicio fuera público, después de que el tribunal sugirió inicialmente que se realizara a puerta cerrada. Ella permitió que los periodistas publicaran su nombre completo y al tribunal que presentara videos explícitos grabados por su esposo donde aparecen hombres realizando actos sexuales con su cuerpo desnudo e inerte.

Ella ha dicho que tomó sus decisiones en solidaridad con otras mujeres que no son reconocidas como víctimas de delitos sexuales.

“Es muy importante estar aquí porque necesitamos hablar sobre la cultura de la violación”, dijo Anna Toumazoff, activista y una de las organizadoras de la protesta en París. 

“Siete años después de MeToo, sabemos que no existe un tipo especial de víctima. También nos damos cuenta colectivamente de que no existe un tipo especial de violador”.

El 5 de septiembre, Pélicot habló en público por primera vez sobre su suplicio desde que, hace 4 años, los policías la llamaron para decirle lo impensable. Con voz clara y tranquila, detalló el horror de descubrir que su exesposo la había estado sedando y que había invitado a al menos 72 extraños a su casa en Provenza para realizar actos sexuales con ella.

“Para mí, todo se viene abajo”, testifico. “Esas son escenas de barbarie, de violación”.