Redacción Internacional.- Tras la amenaza de tsunami generada en el Pacífico a raíz de uno de los peores terremotos jamás registrados -en la península rusa de Kamchatka, de magnitud 8.8-, varios de los países afectados, como Japón y EU, han logrado recobrar la calma, mientras que en Centroamérica y Suramérica las alarmas han sido levantadas en algunos casos.
El seísmo provocó cuatro grandes olas que inundaron la costa de una de las islas Kuriles del norte, Paramushir, sin causar víctimas.
Algunas olas dañaron la infraestructura del puerto de Sévero-Kurilsk, causando la evacuación de unas 2,700 personas en el archipiélago de las Kuriles.
La península rusa volvió más tarde a ser víctima de un segundo temblor, de magnitud 6,2, que tuvo lugar a las 21:56 hora local (09:56 GMT) y cuyo epicentro se situó a una profundidad de 69 kilómetros, a casi 200 kilómetros al este de la capital de Kamchatka.
Japón, uno de los países más impactados por el seísmo, logró recuperar la calma tras varias horas de caos. Las autoridades niponas desactivaron la alerta por riesgo de tsunami en todo su litoral. En las costas niponas se observaron tsunamis de diferente altura, que alcanzaron los 1,3 metros en Iwate (noreste), 80 centímetros en Hokkaido (norte) o 30 cm en Yokohama (sur de Tokio).
El temor a un tsunami llevó a las autoridades locales a emitir órdenes de evacuación que afectaron a unos 2 millones de personas y también sufrió graves alteraciones el tráfico ferroviario y aéreo durante toda la jornada en el país.
También se han cancelado los avisos de tsunami para Guam y las Islas Marianas del Norte.
Por su parte, el Gobierno de México canceló la alerta de tsunami emitida la noche del martes tras una evaluación del nivel del mar en el litoral del país y el seguimiento a lo ocurrido en la zona del epicentro del terremoto.
En Chile, el Servicio de Prevención y Respuesta ante Desastres (Senapred) declaró la alerta roja y la evacuación de todas las comunas del borde costero, desde la regiones de Arica y Parinacota, en el extremo norte, a Magallanes, en su punto más austral.
En Costa Rica se declaró una alerta amarilla (vigilancia) y se suspendieron las actividades acuáticas durante las primeras horas del día debido a que se prevén “corrientes extraordinarias”.