CIUDAD DE MÉXICO.- La tarde del pasado viernes 24 de mayo, de manera inesperada, una intensa tormenta de granizo rompió el calor sofocante y dejó varios árboles derribados e inundaciones en la ciudad de Puebla.
El granizo y la lluvia vinieron acompañados de ráfagas de viento que causaron daños como la caída de árboles, vehículos dañados y calles cubiertas de blanco.
Esta situación se evidenció a través de videos y fotos compartidos en redes sociales, donde los residentes de Puebla mostraron los estragos del cambio repentino en el clima. Los daños causados por el fenómeno meteorológico, que incluyeron graves daños en propiedades y negocios, así como cortes de energía eléctrica, fueron abordados por varios miembros del Ejército y la Guardia Nacional.
Después de aproximadamente 90 minutos de granizo intenso, los pequeños pedazos de hielo formaron grandes bloques que alcanzaron alturas de más de metro y medio, atrapando vehículos e inundando hogares en comunidades cerradas, especialmente en la zona norte, que fue la más afectada. Según el Centro Nacional de Prevención de Desastres, las corrientes descendentes o Downburst, son fenómenos atmosféricos generados por la actividad convectiva dentro de las nubes cumulonimbus.
Estas nubes imponentes, denominadas en la jerga de la aviación como Charlie Bravo, representan una de las mayores amenazas para la seguridad aérea y para cualquier individuo que realice actividades al aire libre. Su estructura masiva y su capacidad para generar tormentas eléctricas, fuertes vientos y precipitaciones intensas las convierten en un elemento potencialmente peligroso en el panorama meteorológico.
Cuando estas corrientes descendentes se desencadenan, pueden producir dos tipos de eventos: Microburst y Macroburst. Los Microburst se caracterizan por tener un alcance horizontal de 4 km o menos, mientras que los Macroburst abarcan distancias superiores a esos 4 km. Ambos fenómenos tienen el potencial de causar daños significativos, tanto en términos de vientos devastadores como de precipitaciones torrenciales, lo que puede tener consecuencias catastróficas para la vida humana y la infraestructura.