El cempasúchil colorea campos

Ciudad de México.- La chinampa de la familia Domínguez está llena de flores de cempasúchil que sobrevivieron a las lluvias de temporada, y que, desde hace décadas, los integrantes cuidan y trabajan hasta verlas florecer de la mejor calidad.

“Vengo de una familia productora de plantas ornamentales, de flor de cempasúchil, de nochebuena, flor de temporada. Yo estudié Administración de Recursos Humanos y apoyo a mi papá desde muy pequeñita. Toda mi vida he crecido con la cultura de estar trabajando con las plantas, cuidándolas, para que todos tengamos una bonita planta en nuestros hogares”, cuenta a El Universal Nayeli Reyes Domínguez.

La joven de 23 años relata que la producción de esta flor data de varias generaciones atrás, principalmente de sus abuelos, quienes heredaron sus conocimientos a su padre, el señor Marco Antonio. Él enseñó a sus cinco hijos a germinar, plantar y vender el cempasúchil.

“Mi papá siguió los pasos de mi abuelito, y cuando mi mamá se juntó con mi papá también se volvió productora, y de ahí seguimos esta tradición, este bonito oficio. Somos cinco hermanos en total, todos estamos estudiando, pero seguimos trabajando junto con mi papá, no dejamos que esto muera”, afirma rodeada de miles de flores que el próximo Día de Muertos guiarán a los espíritus de quienes se adelantaron hasta las ofrendas. Para producir la flor, la familia dedica tres meses de cuidados; comienzan a germinar las semillas entre la última semana de junio y la primera semana de julio. Cuando alcanza los 10 centímetros de altura, la plantan en macetas durante la primera semana de agosto.

“Colocamos preventivos para que no se nos enferme y el primer despunte lo hacemos en la primera semana de septiembre y el segundo despunte lo hacemos el 15 de septiembre. Para el 10 de octubre, ya tenemos todo listo para vender la flor”, dice el productor de 48 años, quien asegura que toda su vida, desde que se acuerda, se ha dedicado a la planta.