CIUDAD DE MÉXICO (EL UNIVERSAL).- Familiares de las personas que resultaron gravemente heridas tras la volcadura y explosión de una pipa cargada con Gas LP en el Puente de la Concordia, en Iztapalapa, se mantienen a las afueras del Hospital Rubén Leñero a la espera de información sobre el estado de salud de sus seres queridos.
Por desgracia para ellos el pronóstico no cambia: sus familiares se encuentran graves con quemaduras de tercer grado y no hay muchas esperanzas de vida.
Algunos familiares, los directos como hijos y padres, se encuentran dentro del nosocomio, mientras que hermanos y sobrinos se mantienen afuera esperando noticias.
Su semblante de tristeza es evidente. En el Hospital Rubén Leñero se mantienen hospitalizadas siete personas: cinco hombres y dos mujeres.
Una de las mujeres hospitalizadas es María Salud, de 35 años, quien se observa en videos descendiendo de un microbús y corriendo en día de la tragedia, a pesar de su esfuerzo fue alcanzada por las llamas y actualmente se encuentra en coma.
También se encuentra Erik Vicente, chofer del microbús en comento, a quien su familia describe como héroe, pues ya había descendido de la unidad, pero al ver que los pasajeros quedaron pasmados y en shock, regresó a gritarles que huyeran, fue ahí cuando fue alcanzado por las llamas.
Frente al Hospital se instaló una carpa de la Secretaría del Bienestar que ofrece comida a los familiares de los afectados por la explosión, y a las demás personas que esperan noticias sobre sus seres queridos.
También llegó una unidad móvil del Ministerio Público para que los afectados puedan denunciar o recibir alguna información.