CIUDAD DE MÉXICO (AP) — La presidenta electa Claudia Sheinbaum anunció el viernes a sus futuros secretarios de Defensa y Marina, dos militares que fueron clave en el proceso llevado a cabo por el actual mandatario, para dar más poder a las Fuerzas Armadas no solo en el ámbito de seguridad u operativo, sino en el económico y administrativo.
Ricardo Trevilla, jefe del Estado Mayor con Andrés Manuel López Obrador, fue el general encargado de "reconvertir" el ejército mexicano para hacerlo "operativamente muy poderoso, pero administrativamente también" gracias a todos los proyectos de infraestructuras que el presidente le encargó, afirmó a AP Juan Ibarrola, analista especializado en temas militares.
Previamente, Trevilla fue agregado militar en Alemania y, entre otros puestos, ocupó cargos operativos en estados como Michoacán y Coahuila, dos regiones del país de alta actividad del crimen organizado.
El futuro Secretario de Marina, el almirante Raymundo Pérez Morales, es el actual director del Corredor Interoceánico, un ambicioso proyecto de infraestructura que pretende conectar por tren el sur del Golfo de México con el Pacífico por el Istmo de Tehuantepec, la parte más estrecha de México.
Ambos nombramientos se hicieron después de consultar con los actuales titulares de esos departamentos, según dijo Sheinbaum en su comunicado.
Durante el gobierno de López Obrador, los militares han multiplicado sus labores para encargarse no solo de la seguridad, las aduanas o el control de la migración sino que se han construido y gestionan grandes infraestructuras desde los aeropuertos de la capital al Tren Maya del sureste del país. Incluso tienen a su cargo la construcción de hoteles o viajes turísticos a una antigua penitenciaría insular en el Pacífico.
Aunque López Obrador ha defendido sus decisiones alegando que los militares eran garantía de eficiencia y que acabaría con la corrupción, muchos sectores de la sociedad civil han mostrado serias preocupaciones por la creciente militarización que ha vivido el país y que complica la rendición de cuentas.
La que será desde el 1 de octubre la primera mujer comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de México ha dejado claro hasta ahora que seguirá el mismo camino que su predecesor tanto en contar con los militares para sus proyectos de infraestructura como para seguir adelante con controvertidas reformas constitucionales.
Un ejemplo es la que aspira a que la Guardia Nacional, creada en esta administración con carácter civil, pase a manos de la Secretaría de la Defensa, algo que ya fue contestado en tribunales pero que López Obrador volvió a presentar.