El Congreso del Quintana Roo derogó la Ley de Imagen Institucional aprobada en 2018 durante el mandato del entonces gobernador, Carlos Joaquín González, que pretendía impedir que los edificios de gobierno estatal y municipales, vehículos oficiales, equipamiento urbano –como parques y espacios públicos– y papelería oficial fuesen pintados con colores partidistas.
Esa práctica –aunque no nueva– se había agudizado durante el borgismo (2011-2016), cuando se tapizó el estado con los colores de Partido Revolucionario Institucional (PRI), incluida la "marca institucional" de Roberto Borge: El "RB-Team".
Durante el joaquinismo (2016-2022), aunque se respetaron más las formas, ello no evitó que también se echara mano de los colores azul, blanco y amarillo, que identificaban a los partidos Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD) que postularon a la gubernatura a Joaquín González, para identificar espacios públicos, equipamiento, edificios y vehículos institucionales.
El extremo ocurrió en Cancún, en noviembre del 2016. El gobierno del entonces alcalde, Remberto Estrada, militante del Partido Verde (PVEM) pintó de verde las piedras naturales en avenidas y camellones de la ciudad, lo que le valió innumerables críticas, lo mismo por parte de pioneros y fundadores, que en redes sociales.
"La 4T invertida" en Quintana Roo
Durante la sesión 29 del segundo periodo ordinario, como punto de urgente y obvia resolución se sometió a votación la iniciativa para derogar toda la Ley de Imagen Institucional, presentada este martes mismo por la bancada de Morena, coordinada por la presidenta de la Junta de Gobierno y Coordinación Política en el Congreso (Jugocopo), Jissel Castro Marcial.
Su argumento es que la ciudadanía "tiene derecho" a sentirse identificada y representada por su gobierno, reconociendo su "identidad gubernamental" para "fortalecer el sentido de pertenencia y cohesión social en la comunidad", y que cada gobierno debe utilizar las herramientas de comunicación visual que reflejen su gestión, lo cual "promueve un sentido de identidad y orgullo de la población".
En la exposición de motivos se llega al grado de señalar que eliminar los colores partidistas promueven la "impersonalización de la comunicación social" y se interfiere en campañas como "El Día Naranja", para la prevención y erradicación de la violencia contra las mujeres.
En respuesta y desde tribuna, el diputado independiente, Ricalde Magaña, afín a la Cuarta Transformación (4T), acusó:
"Aquí hay una 4T invertida" y manifestó que con la ley –ahora derogada– se podrían ahorrar millones de pesos de recurso público, destinándolo para patrullas, mejores sueldos, canchas deportivas u otras acciones a favor de la población y no para replicar las prácticas del pasado.
"¡Ah, no! vamos a volver a pintar los coches amarillos con grecas azules que pintó Carlos Joaquín. Todavía hay escuelas que tienen 'Beto-betito' y sus cosas y 'RB Team' (que distinguió a Borge).
"Las escuelas del Bienestar, no las han terminado de pintar de Carlos Joaquín y ahora las vamos a borrar. Mejor borramos la ley y volvemos a hacer lo que hacían los otros. La diferencia es que nosotros en la 4T hemos ofrecido ser diferentes", fustigó.