LOS TOROS CAMPEONES DE LA CAMARGUE

En nuestro viaje por Europa nos dirigimos hacia el sur de Francia, seguimos el ancho valle del río Rhone, mientras sopla el intenso viento el norte llamado Mistral en la región de La Provence; con las encantadoras y milenarias ciudades como Avignon, Nimes y Arles. Estas medianas y modernas urbes campiranas, muestran puentes y acueductos romanos, evidencia de tan avanzadas para su tiempo, que eran la ingeniería y arquitectura romanas.

En el gran delta en la desembocadura del Rhone se encuentra la reserva biológica de La Camargue, región de humedales y pastizales, donde residen muchas especies de aves, y es un punto clave de descanso y alimentación para las especies migratorias en su ruta a África. 


? Los humedales en la desembocadura del rio Rhone, en Francia, así como el Guadalquivir en Sevilla son hábitat y reservas para innumerables especies de aves migratorias en Europa.

También estos humedales son lugar de crianza de los afamados caballos blancos; y los toros negros para las corridas de la Provence, de característicos cuernos verticales y tener un carácter sumamente territorial. De hecho, sus amplios corrales están marcados con letreros con calaveras y advertencias de peligro extremo. Las ganaderías o “manadiers” de la región son muy tradicionales; cada “Mas” o hacienda tiene su propia y orgullosa marca. Los “gardians” o vaqueros, arrían las “manades” de toros montando sus caballos blancos, los únicos con la rapidez y agilidad suficientes para evitar las embestidas de los agresivísimos toros. Así, cada temporada en las arenas de las ciudades mencionadas se llevan a cabo las corridas provenzales. 


? Los bellos caballos blancos típicos de la Camargue están adaptados a los humedales y son utilizados para las espectaculares corridas de toros al sur de Francia.

Las corridas, conocidas localmente como “course camargese” no implica la muerte ni heridas al toro. Tras el tradicional desfile en la plaza de las damas ataviadas con esplendorosos vestidos tradicionales y los toreadores o “raseteurs”, en su impecable traje blanco, sin capa ni estoque. El objetivo principal es que los toreros llamados “raseteurs”, retiren los atributos (cintas y escarapelas) de entre los cuernos del toro. El animal no se deja y embiste, nunca se le lastima, más bien se respeta su vigor y experiencia; el torero corre y salta la barrera y a veces el mismo ágil toro lo hace también. 

El toro “cocardier” o “biòu” es protagonista y muy valorado, su bravura y habilidad son admiradas y celebradas, el mismo ganadero lo entrena para que no se dejen quitar los llamados atributos, los toros ganan experiencia y lo entienden así que algunos llegan a ser verdaderos “maestros expertos” estrellas taurinas.


? Mis respetos a esos auténticos toreros quienes retan a un toro solo con habilidad y entrenamiento. Contrario a los abusivos que pretenden “vencer” a un animal aterrorizado y posan triunfantes como estrellas de rock en su traje de luces. 

Los Raseteurs son verdaderos atletas que intentan quitar los atributos de los cuernos del toro usando un gancho especial (que no hiere). Cada cinta tiene su dificultad y un premio en valor monetario. Gana el raseteur que los retira... y escapa. La duración de “La Course” es de unos 15 minutos por toro. Los raseteurs sólo tienen agilidad y reflejos para evitar al toro. Los toros más destacados por su bravura y habilidad para ser “raseteados” son considerados campeones y reciben un trato especial, a menudo retirándose con honores al final de su carrera taurina para vivir en sus campos.    

Las corridas camarguesas son más parejas.  El torero enfrenta a un toro en total posesión de sus facultades físicas y mentales (No a un animal torturado y desangrándose que solo atina a embestir desesperado por escapar de la pesadilla que le sucede). 


? Tras de agarrar los atributos el toreador debe escapar saltando la barrera.

Los toros de nuestras corridas mexicanas, no deben tener ninguna experiencia de toreo, mientras el pretendido valiente torero aprende y practica por años. No son animales carnívoros ni depredadores; ellos embisten solo para defender su territorio y en ocasiones para ahuyentar lobos o chacales que podrían atacar sus becerros. 

Que diferente enfrentar un toro en plena posesión de sus facultades a uno torturado, herido desangrándose, desesperado que solo atina a embestir la capa y que quiere únicamente escapar de la pesadilla que le sucede. Cruel pantomima de la realidad en un país tan ensangrentado como México. Se experimenta pena ajena y debería darnos vergüenza celebrar tal espectáculo.

Como siempre los invito a consultar más información en internet con los nombres mencionados, de donde provienen tantas cosas de nuestra cultura occidental europea y que debemos conocer.