Ciudad de México.- Las desapariciones en la Ciudad de México ya no se pueden ocultar, asegura Jacqueline Palmeros, madre buscadora que este 10 de mayo, dice, “no hay nada que festejar”.
Ella, como cientos de madres reunidas en colectivos, busca a su hija Jael Monserrat, vista por última vez en la alcaldía Iztapalapa en plena pandemia de Covid-19.
Para Jacqui, como le dicen sus compañeras, este 10 de mayo no se debe festejar, pues hay muchas familias que han sufrido la falta de protocolos de búsqueda y recibido un “no rotundo” por parte de las autoridades, lo que las ha llevado a transformarse de madre a investigadoras, peritos, sicólogas, defensoras de derechos humanos, rastreadora, arqueóloga forense, entre otras tantas labores.
Este viernes las madres participarán en la Marcha de la Dignidad, comenta Jacqueline, porque van a salir a gritar por sus hijos.
“[Hay] madres que tuvieron que dejar una sartén por una pala, su trabajo en un escritorio por un pico. Cuando desaparece una persona, pues no sólo es una persona, desaparece toda la familia”.
Jacqueline encabeza el colectivo de madres buscadoras Una Luz en el Camino, con las que ha recorrido la capital del país en busca de fosas, casas, predios.
“Nosotros encontramos a nuestros desaparecidos en casas, y obviamente en terrenos que son privados y que se necesita una orden de cateo”, y dice que sí hay fosas clandestinas en la CDMX.
Las madres buscadoras iniciaron anoche una velada para en el Monumento a la Madre para exigir justicia y recordar a sus hijas e hijos desaparecidos.
“No queremos más desaparecidos, más niños sin su padre o su madre. Me da risa que digan que en México hay democracia, ni en pañales, es una vergüenza esta situación”, dijo una de las madres buscadoras en el evento.